Friday, December 13, 2013

Buena Birra Tica

A Jose Carlos le gusta hacer su propia birra. Hace menos de un año se dio cuenta que podía conseguir todos los ingredientes en San José, que el equipo no era algo del otro mundo y se animó a intentarlo.

Con casi dos metros de altura y flaco como una varilla de construcción, su fina y corta cabellera rubia cierra desde arriba con una barba que ha perdido la timidez con el tiempo. José es un apasionado de la birra, más aún de la buena birra. Peca de ruidoso pero poco me sorprende su entusiasmo, quizás porque lo conozco desde hace más años de los que recuerdo.

También estoy acostumbrado a su rigor (rayando en lo obsesivo). Puesta el agua a hervir, trata de mantener siempre en orden las maltas, el lúpulo y la levadura. Cómo él, hay hoy en Costa Rica cientos de cerveceros caseros. Personas que han aprendido a exprimirle el verdadero jugo a una botella y saborear esta bebida con los ojos, los oídos y el olfato.

Jose abre con cuidado las bolsas que reposaban sobre la mesa y emana un olor a caramelo y chocolate. Los granos de malta más parecen confites diminutos y hay que contenerse para no comerlos. Pico alguno cuando no me vigilan.  Es noche de fin de semana,  y más de uno podría gastarla bebiendo cervezas en vez de haciéndolas.

Lo que pasa es que el proceso enamora, escuchar el agua hirviendo, medir la temperatura, olfatear el dulzor de las maltas o el aire herboso, con gusto a marihuana, del lúpulo. Los olores emborrachan el aire y lo impregnan con un sabor a melaza tosca, pero no por eso hay que perder el cuidado. Es necesario ser riguroso y cuando toca enfriar el mosto (ese líquido pre cervecero) metiéndolo en un congelador improvisado de hielo, debe primar la limpieza perfecta.

Puesto el mosto a fermentar, sellado al vacío, y con la levadura transformando los azucares en alcohol y dióxido de carbono, Jose se relaja. Abrimos dos ‘‘imperiales’’ que compramos en el chino de la vuelta y disfrutamos lo que queda de la noche.

‘‘Ales’’ y  ‘‘Lagers’’

Jose, al igual que la mayoría de los cerveceros caseros, sólo ha hecho ales. Cervezas con cuerpo, pesadas y con un sabor marcado, muy diferentes a las suaves lagers que se exhiben día a día en los estantes de las tiendas, con nombres como ‘‘Bavaria’’, ‘‘Imperial’’o ‘‘Pilsen’’.

Estas son las dos grandes familias de cervezas que existen. Las lagers, con ciertas maltas en particular y un proceso de fermentación más complejo (a temperaturas más bajas) suelen ser producidas en gran escala. Del otro lado, tenemos las ales, más apropiadas para hacer en casa y experimentar recetas. Las primeras buscan refrescar la garganta, las segundas desafiar el paladar.

Cómo es esperable, la mayoría de las cervecerías artesanales se han animado con ales. No es solo por facilidad, sino también por poder mezclar nuevas recetas y sacar cartas debajo de la manga. Jugar con nuevos ingredientes y un sinfín de opciones. Las ales dan la oportunidad de reunirse siempre con una nueva cerveza y disfrutar el nuevo experimento entre los amigos.

También hay quienes han llevado las birras más allá de sus mesas de tragos, las han convertido en su oficio y su negocio. Dos cervecerías artesanales se han consolidado con todos los permisos en Costa Rica, decenas de bares y restaurantes ofrecen su cerveza ‘‘de la casa’’ y  unas cuantas micro-cervecerías luchan por consolidar sus marcas en el mercado.

Hace tres años el panorama era un poco diferente, pensar en una birra tica fuera de las lagers suaves de la cervecería costarricense era un sueño inalcanzable y para poder tomar una cerveza sin aditivos y pura (es decir, una cerveza artesanal) había que comprometer el bolsillo con bebidas importadas.

Fue en el 2010 que apareció el primer ‘‘ale house’’, marcando la génesis del movimiento de cerveza artesanal costarricense. Dos estadounidenses radicados en Costa Rica y escondidos en Cartago se atrevieron a hacer su negocio, ofreciendo dos birras únicas en el país: Segua y Libertas.

Albores en Costa Rica

Aventurándose más allá de Cartago Centro y desviándose a mano derecha uno se puede perder entre los pastizales y las calles en mal estado hasta encontrar una galería roja enmarcada con un rótulo que dice ‘‘Costa Rica’s Craft Brewing Company.’’ El aire fresco da la sensación de  lejanía  con la ciudad, cuando en realidad es poco más de un kilómetro lo que separa esta cervecería de la Antigua Metrópoli.

Adentro de la galería se amontonan cajas de birras y sacos de maltas. En la fachada cuelgan afiches publicitarios, infografías con trocitos del mundo cervecero y unos cuantos recortes de periódicos enmarcados. Una pared exhibe el premio a la medalla de plata que tuvo la ‘‘ Segua’’ en la Copa Cervezas de América, un premio que Fabiana no tarda en mencionarme. La otra pared improvisa una barra con estampas de Segua, Libertas, (sus dos cervezas permanentes) y la cerveza de temporada, o seasonal, como suele llamarse.

Fabiana es la relacionista pública de Costa Rica Craft. Rubia y alta, se viste con la sonrisa propia de quien suele tratar con personas. Su presentación personal es impecable, una mirada basta para entender que es de esas personas que cuidan su imagen y que está dispuesta a recibirme de buena forma aunque sea un sábado y esté fuera de horario.

Me lleva al otro lado de la galería. A ese lugar donde se mezcla, se hierve, se fermenta y se enfría, donde se hace la birra. Los fines de semana, esta cervecería recibe grupos de personas que, guiados por Fabiana, realizan un tour donde muestran el proceso de producción. Todo parte de darse a conocer pues Costa Rica Craft es  una empresa consolidada y seria.

Peter Gillman es el hombre de negocios. Un estadounidense radicado en Cartago con el paladar acostumbrado a las ales. Por cuestiones del destino conoció a CS Derrrick y creó la primera ale house de Costa Rica en el 2010.

‘‘En Costa Rica hay una cultura birrera, nosotros queremos cambiarla por una cultura cervecera’’  me explica Fabiana con una sonrisa persuasiva. Haciendo todo  para que me sienta a gusto, como si fuera difícil disfrutar en una cervecería.

Se coloca del otro lado de la barra y me ofrece una seasonal. Yo jugueteo con las muestras de malta. Es difícil creer que esta sencilla galería doble perdida en pleno campo marca un antes y un después para los amantes de la buena birra en Costa Rica. Aquí nació el movimiento tico de cerveza artesanal. Hay algo irreal en pensar que desde un lugar como este se fermenten las seguas y libertas que hoy pueblan decenas de bares en el país y los estantes del primer centro de cerveza artesanal del país: ‘‘La Bodega de Chema’’.

Más allá de la cervecería

Chema llega con media hora de atraso y atragantándose una empanada de queso con las palabras: ‘‘Sorry ahí, este es mi almuerzo’’. Antes de empezar cualquier conversación se va al fondo de su ‘‘bodega’’, saca una cerveza de trigo, sirve dos vasos y sin preguntar me extiende uno. Lo levanta haciendo un brindis y me dice: ‘‘¡Salud!’’ y hay que chocar por cortesía.

Se sienta con una pose relajada, como si nunca en su vida hubiera conocido el estrés. Es flaco y cachetón con un corte de cabello corto que enmarca su mirada cálida. Una sonrisa baila con su voz nasal y difícilmente abandona su rostro.

 Toma el tiempo necesario para degustar la cerveza que acaba de servir. Después de un largo sorbo, se ponen a descansar los vasos. ‘‘Ahora si mae ¿De qué querías hablar conmigo?’’.

Entonces me explica que la mayor parte de su tiempo lo dedica a su profesión, ingeniería eléctrica y que es en sus ratos libres cuando se dedica al negocio de la cerveza, una pasión que no siempre deja tanto como desearía. Aún así, ‘‘La Bodega de Chema’’ se ha convertido en un lugar emblemático para el movimiento artesanal en Costa Rica.

La cultura cervecera ha encontrado aquí un hogar con paredes de madera. Camisas y botellas decoran la habitación y en el fondo hay una cocina  con todo lo necesario para hacer una condenada bebida de calidad. Desde acá, Chema (o José María Mora, como dice su cédula) ha enseñado a cientos personas a mezclar y fermentar desde sus casas. También desde acá vende libros sobre birra y marcas de cerveza que no se encuentran en el supermercado de la esquina. En fin, la bodega es  un oasis cervecero  en medio de barrio Los Yoses que se mantiene a punta de pasión.

Este Oasis, sin embargo, no batalla solo en su labor de dar a conocer los nuevos sabores que se ofrecen en Costa Rica.  Del otro lado de la ciudad, casi un año después, nace Tico Birra en La Uruca. Aquí es Luis Arce, el que enseña cómo hacer cerveza.

Luis es un tipo corpulento, con un chivo que no termina de cerrarse en candado. Aparenta frialdad pero esta imagen se calienta a las pocas palabras. Su voz es grave y profunda, y pese al rigor serio de su temple, no hay que hablar mucho tiempo para que lo vocee a uno. Él no vende cervezas.. A diferencia de Chema, el se centra en el equipo, los ingredientes y la enseñanza.

La historia de estos dos no es tan diferente. Ambos trabajan como ingenieros pero impulsados por la ilusión de compartir la cultura cervecera que conocieron tras vivir en el extranjero (Chema en Estados Unidos y Luis en Inglaterra), fundaron un negocio que no deja suficiente para mantenerse, pero que crece día a día.

‘‘Yo disfruto hacer cerveza porque comparto con otras personas el proceso de hacerla, ahora con vos estamos hablando y compartiendo una cerveza, yo creo que es un proceso muy social. ’’ me confiesa Chema con su eterna sonrisa.

Es ese sentimiento el que lleva a Luis y a Chema a sacar tiempo de donde no hay para explicar lo que hace cada grano, cada variedad de lúpulo, cada ingrediente adicional, detallando a sus ‘‘alumnos’’ todos los pasos que llevan a una buena cerveza. También es ese sentimiento el que los motiva para organizar concursos, actividades cerveceras y dedicarse, al menos una vez al año, a la organización de los festivales de cerveza artesanal de Costa Rica.

Los festivales y Treintay Cinco

El 21 de abril del 2012 es la fecha que tiene una estrellita en el calendario de la historia del movimiento.  Con cervezas por acá y cervezas por allá, aproximadamente 400 personas se fueron a las degustaciones del ‘‘Primer Festival de Cerveza Artesanal de Costa Rica’’. Una actividad que marcó el inicio de un crecimiento exponencial.

Microcervecerías de todos los lugares del país, así como restaurantes deseosos de mostrar su producto ‘‘de la casa’’ llenaron de levadura y lúpulo la Avenida Escazú. La iniciativa fue tan exitosa que llevó a un entusiasta micro cervecero, Nathanael Montaño, a animarse a formalizar su cervecería, y así nació treinta y cinco.

 ‘‘Natha’’ no es más que un chef que empezó a involucrarse en el  rollo de la birra por curiosidad. Corpulento y narizón, con un marcado acento venezolano, parece dar cada paso con la minuciosidad con la que hace su cerveza.

Poco a poco y ‘’a golpes’’,  como él mismo dice,  fue aprendiendo  de este rollo hasta convertirse en el maestro cervecero de la segunda marca consolidada en Costa Rica. De iniciativa propia ha logrado desarrollar poco más de 10 recetas, 7 de las cuales ya se establecieron como marcas permanentes.

Albergada en una bodega en Guachipelín de Escazú,  la cervecería me abre sus puertas sin mayor complicación. Debo preguntar:

-''¿Porqué Treinta y Cinco?''-  

-.''Treinta y cinco es el código policial para designar a un loco y las cabras (del logo) son porque para meterse a esto de la cerveza artesanal hay que estar, como decimos en Venezuela, loco como una cabra. ’’.-  me responde Natha

Los nombres de sus marcas también le hacen juego a las ocurrencias: tumbacalzones Maldita Vida, Majadera y Lora son algunas de las creativas formas con que etiquetan sus cervezas.

Aunque oficialmente ve la luz en diciembre del 2012, Treinta y cinco limitó al principio su venta a La Bodega de Chema y algunos restaurantes cercanos. No es hasta el 20 de abril del 2013, que encuentra por fin un hogar para sus cervezas.

El ‘‘Segundo Festival de Cerveza Artesanal de Costa Rica’’ sería un poco más que una simple actividad para catar. Sus resultados fueron generosos, casi mil personas asistieron esta vez, y más micro cerveceros se aventuraron a participar. Fue aquí donde se manifestó la buena birra tica mostrando lo mucho que puede crecer en un año. Sin embargo, lo más importante de ese 20 de abril no fue el Festival, fue lo que pasó cuando concluyó, cuando algunos de los participantes se fueron a San José Centro, a la inauguración de ‘‘Stiefel’’ Pub.

Stiefel

A media cuadra de La Casa Amarilla las cervezas artesanales encontraron un hogar. ‘‘Steiffel’’ es un pequeño bar que más parece apto para alojar una familia que para la vida nocturna. Y es que quizás eso es lo que hace, alojar a la familia de pequeños cerveceros que no pueden vender su producto en otro lugar.

Steiffel se postra arrogante frente a la Antigua Fábrica Nacional de Licores actual Ministerio de Cultura. Como un fortín de cervecero retando a los destilados que han emborrachado a cientos de generaciones de costarricenses. Pequeño pero matón. Con una mirada se puede ver que no puede alojar a más de 50 bebedores pero se ufana altanero de la calidad de sus bebidas, orgulloso que no sea la FANAL la que siga en pie en Barrio Escalante. Ahora aquí se toma cerveza, no guaro.

El lugar lo administra Adolfo Marín, un tipo con la pinta estereotípica de quien podría llamarse un bar-tender josefino. Con una gorra alta, tatuajes en los brazos y una chivilla corta pero marcada. Él maneja una premisa: ‘‘sólo vendemos cervezas costarricenses’’, lo que ha hecho que Steiffel se coniverta en un ícono para el movimiento artesanal.

‘‘Muchos lugares prefieren manejar cervezas importadas, que es lo conocido y no arriesgarse al cambio’’  me comenta Adolfo. Pero arriesgarse le ha dado resultados a él, todas las noches una tediosa serie de carros se enfilan frente a Stieffel, llenándolo de vida y marcando su característico ambiente bohemio.

Más allá de ser un bar sui generis dentro del casco capitalino, Stieffel ha culturizado a los bebedores y se ha esforzado por educar el paladar. Cada vez son más los que están dispuestos a pagar un poco más y disfrutar de la cerveza, en vez de bajársela con el único fin de emborracharse.

Adolfo me cuenta que Stieffel busca incluir a diferentes cerveceros en su menú y crear un marco legal que permita promover la cultura cervecera. Los dos años que tomó el planear hacer este bar, han dado frutos en un par de meses, y ahora toca trabajar todas las noches.

Aunque es martes, el bar se llena y tras la breve conversación ocupan más gente detrás de la barra. Jose Carlos también me espera del otro lado con unos amigos asi que me despido de Adolfo y cruzo el pequeño cuarto que llaman bar. Apenas me siento Jose me dice: ‘‘espero pronto poder vender mi cerveza acá.

David Ching
2013

Sunday, June 23, 2013

De por qué diversos grupos cristianos no deberían oponerse a las sociedades de convivencia

El proyecto de sociedades de convivencia es sin duda alguna uno de los más polémicos que ha saltado a la luz pública en los últimos años en Costa Rica. Esta iniciativa pretende que las parejas del mismo sexo accedan a ciertos derechos que hoy en día, son exclusivos a las uniones entre un hombre y una mujer. Resulta curioso que pese a no ser un proyecto que prive de libertades a las personas (por el contrario, otorga derechos a quienes hoy no gozan de los mismos) ha encontrado fuerte oposición de  diversos sectores costarricenses.

Uno de los más frecuentes argumentos al que los grupos conservadores apelan para posicionarse en contra de este proyecto es el religioso, afirmando que la convivencia de personas no-heterosexuales es un pecado. Si bien admito, no ser una persona religiosa ni creer en alguna iglesia, este mismo argumento me parece sumamente peligroso, no sólo para quienes renunciamos a ser devotos cristianos, sino también para un amplio grupo de cristianos que no pertenecen a la religión oficial del estado: el catolicismo.

Nos guste o no, el artículo 75 de la Constitución Política de Costa Rica nos convierte en un Estado ‘‘oficialmente católico’’. Pese a esto, el propio artículo 75  garantiza el libre ejercicio  de otros cultos siempre que no se opongan a la ‘‘moral universal’’ ni a las ‘‘buenas costumbres. ’’

Admito, no ser jurista ni especialista particularmente en el  área del derecho, sin embargo la redacción de este ordinal me parece sumamente interesante, e incluso peligroso- ¿Cómo definimos que es la ‘‘moral universal’’? ¿Qué significa que el estado sea oficialmente católico? ¿Qué es una buena costumbre o una mala costumbre?

El problema de fondo con esto es que de oponernos a un proyecto de ley porque esté en contra de la religión cristiana (mayoritaria en Costa Rica) estaríamos utilizando -a mi parecer- argumentos donde afirmaríamos que existe una equiparación entre la moral de una religión y la moral universal, ya que la Constitución establece que se garantiza un libre ejercicio de cultos, siempre que estos no atenten contra la ‘‘moral universal’’, no contra la ‘‘moral cristiana’’. Esto, y el hecho de que la religión oficial del estado sea el catolicismo, daría pie para interpretar que la ‘‘moral universal’’ es la ‘‘moral católica’’.

En otras palabras, al oponernos a un proyecto de ley por razones religiosas, estaríamos estableciendo que la religión ha de ser la que tome decisiones en el país. Y al ser la religión oficial única, esta sería la que habría de primar sobre las demás –enmarcándonos siempre en la Constitución Política de Costa Rica-. Así, la adoración a María, los sacramentos de la confirmación y la primera comunión, y demás prácticas arraigadas al amoral católica que no comparten otros sectores cristianos, habrían de formar parte de la moral que prime en las directrices estatales.

Darle rienda a que un argumento religioso se imponga en la toma de decisiones de este país, sentaría un precedente para que en un futuro se mida bajo la misma vara otras actitudes contrarias a la moral católica. Y si bien es cierto, esto no es algo absoluto (la jurisprudencia no es vinculante en Costa Rica) si resulta ser peligroso).

Establecer que las sociedades de convivencia no proceden por ser pecado ante mi religión, no se diferenciaría en nada –a mi parecer- a prohibir el consumo de alcohol o de carne de cerdo por ser un acto condenado ante los ojos de diversas religiones. 

Así, mi posición particular es que la labor del estado (indiferentemente de nuestro credo)debería limitarse a  garantizar laconvivencia pacífica entre ciudadanos y no imponer ni los preceptos de una religión sobre los de otra, ni el culto oficial sobre los derechos y las libertades individuales. No es labor del estado decirle a las personas la forma en que deben de seguir sus vidas o establecer una sola moral para determinar sus leyes. Si lo es sin embargo, permitir el ejercicio pleno de los derechos de las personas y garantizar las libertades individuales de cada uno de los ciudadanos.

Friday, June 14, 2013

De esos momentos que nos regala el deporte

No todos nacen con la pasión de seguir un deporte, o particularmente de vivir el futbol. No todos gritan cada gol con su alma, se abrazan cuando nuestro equipo obtiene un triunfo histórico de visita o sufren cuando un empate de último momento nos deja fuera del mundial.  Cada cual tendrá sus pasiones y disfrutara de sus momentos en ellas. Lo que si todos podemos vivir, nos guste o no el deporte, son los momentos humanos que nos traen estas competencias.

Desde tiempos antiguos, los deportes nos han arrancado las lágrimas, nos han dejado con el corazón en la mano y han sacado lo mejor de nosotros. El coraje, la fuerza, la determinación, la disciplina, la pasión… en fin, ejemplos sobran. Podríamos hablar de un Dereck Redmond que tras haber entrenado toda su vida sufrió una lesión en su tendón de Aquiles en las olimpiadas, pero decidió acabar su carrera de atletismo (de último lugar) en los brazos de su padre. Podríamos hablar de un Eric Abidal que se recuperó de un tumor en el hígado para ganar la champions con el Barcelona. Podríamos hablar de un Peyton Manning y un Adrian Peterson que tras sufrir lesiones dignas de acabar la carrera de cualquier jugador, volvieron en un mismo año para tener una de las mejores temporadas de sus vidas o incluso podríamos hablar de un Muhammed Alí que durante 4 años fue despojado de su título y su licencia de boxeo por negarse a participar en laGuerra de Vietnam.

En fin… Ejemplos sobran, pero particularmente hoy, quisiera recordar uno que no se debe a los atletas, sino a los hinchas. Hoy se cumple un año de uno de los momentos más hermosos de la historia del futbol.

Ocurrió en medio de la competencia europea más importante de este deporte, la Eurocopa, celebrada cada 4 años. En el 2012, los países de Polonia y Ucrania fueron anfitriones de esta fiesta, en la cual, el 14 de junio se enfrentaron las selecciones de España y de Irlanda.

El conjunto rojo, con su vistoso y apabullante juego de tiki-taka (al cual le deben dos campeonatos europeos y uno mundial) logró con facilidad imponerse al incipiente futbol irlandés. El resultado fue un perfecto reflejo del partido, con un indiscutible 4 -0, los verdes estaban afuera de su segunda participación en la Eurocopa, y su primera en más de 10 años.

Fue en este momento, en los últimos 10 minutos, cuando todo estaba perdido que el estadio de Gdansk Arena, Polonia, se puso de pie y cantó eufóricamente, pero lejos de ser los ibéricos celebrando su pase a la segunda ronda, eran los isleños quienes entonaban con todas las fuerzas de sus pulmones el apoyo incondicional a su selección.




El pitazo final cerró el capítulo verde en la Eurocopa, pero sus hinchas se mantuvieron por más de 5 minutos cantando ‘‘The Fields of Athenry’’ una balada tradicional irlandesa, que narra la historia de Michael, un joven que es sentenciado a servir en la prisión de la bahía de Australia, tras robar alimentos para su familia en medio de la Gran Hambruna.



Fue de esta forma que los irlandeses dieron una lección al mundo, una lección de apoyo incondicional, de arraigo, de dignidad. Nos recordaron que los hinchas somos el verdadero equipo y que nunca hay que bajar la cabeza (ni siquiera cuando perdamos 4 a 0) una lección que el pueblo de San Patricio ha aprendido por las malas.

Irlanda es una nación que tiene razones de sobra para estar orgullosa, lucharon por más de 300 años su Independencia, tras sufrir guerras y hambrunas constantes, se han negado a perder su cultura, sus tradiciones y hasta su idioma (aún se habla el gaélico irlandés y se está rescatando). Quizás el futbol no sea su fuerte, pero con excepcionales poetas, dramaturgos y novelistas, con valientes leyendas y un riquísimo folclor, con algunas de las más hermosas tonadas del mundo a sus espaldas ¿porqué habrían de avergonzarse de un 4-0 contra España?

Es por todo eso y mucho más que hoy quiero recordar este momento. Uno de los momentos más hermosos que el deporte me ha dado en mi aún corta vida, porque esos hinchas nos recordaron que, más allá de la cancha, de los goles y del juego, más allá del resultado, los deportes son parte de nuestra cultura, y de nuestra condición humana. nos recordaron que, como humanos, podemos caer, perder por una arrasadora diferencia, quedar eliminados y apagar nuestros sueños, pero como humanos, también nos podremos levantar, y si nos levantamos con solidaridad, apoyándonos unos a otros con valentía, lo haremos con mucha más dignidad y fortaleza.


¡Gracias afición verde! ¡Gracias Irlanda!

Sunday, June 9, 2013

Más allá del bien y del mal… y del estado laico

El debate constante sobre lo que está bien y lo que está mal ha perturbado a la humanidad durante miles de años, sin llegar a una resolución clara. Desde Aristóteles, hasta los más letrados académicos del mundo moderno la pregunta sobre qué está bien y qué está mal ha estado presente sin llegar nunca a una respuesta consensuada y clara. Pero más allá, sin ir tan lejos, uno mismo con los vecinos, familiares y amigos suele tener criterios encontrados sobre lo que considera ‘‘bueno’’ o’’ malo’’.

Una de las maneras más claras en que un grupo de personas logran definir criterios para determinar qué está bien o qué está mal es a través de la religión. No es raro escuchar hablar así de la ‘‘moral cristiana’’ o la ‘‘moral judía’’ o ‘‘islámica’’. Y esto está muy bien para asegurar una convivencia armónica entre diferentes individuos.

El problema en usar la religión para definir el bien y el mal radica en que las sociedades modernas son muy diversas. En la actualidad, son muy pocos los países en los cuales sus ciudadanos profesan un solo credo, y no es extraño que la ‘‘moral cristiana’’ entre en conflicto con la  ‘‘moral hebrea’’, la ‘‘moral islámica’’ o incluso con la ‘‘moral atea’’ (si es que se puede definir una).

Ante esto las naciones sufren constantes controversias a lo interno que dividen a sus habitantes. Temas como la fertilización in vitro, el aborto, las uniones de personas del mismo sexo suelen reprobarse o aprobarse porque están ‘‘bien o mal’’, causando enfrentamientos de los diferentes grupos sociales de una nación. Los problemas no se solucionan, pero los encontronazos se dan.

Propongo así una forma de evitar estás polémicas: no dejar que el Estado defina el bien y el mal. Al fin y al cabo la labor de este es garantizar la mejor convivencia de sus ciudadanos, no definir el bien y el mal.
¿De qué nos sirve que un gobierno promulgue una ley que prohíba acciones que no afecten la convivencia social? Si un accionar no afecta a terceros ¿Para qué impedirlo?

No quiero decir con esto que nos olvidemos de accionar con respecto a lo que creemos correcto, simplemente no siento que nuestros valores han de estar por encima de los de los demás ni tampoco siento que el estado ha de ser cómplice de esta imposición.

Inclusive, me atrevería a ir más allá y decir que el Estado no ha de prohibir acciones que sean perjudiciales a nivel social, sin tomar en cuenta los costos de dicha prohibición. La ley no asegurará por estar escrita en un papel, que las personas la van a cumplir y si no es posible hacer cumplir lo ideal,  quizás sea mejor enfocarse en alcanzar lo posible.


En fin, el Estado debería de asegurar la mejor convivencia a lo interno de sus habitantes, y estos últimos son los que en su actuar del día a día deciden qué está bien y que está mal para ellos. No se trata de repudiar la religión, se trata de definir cuales acciones recaen en cual órgano. El Estado no es Dios, ni es el dueño de la razón ni de la moral. Por esto mismo, no debe actuar como tal.

Saturday, May 18, 2013

Cartaguito campeón


Es imposible negar la tradición y el fervor que despierta el futból en el ser costarricense, del mismo modo, es imposible negar la pasión que tiene una de las aficiones más fieles de este país: los brumosos. Con más de setenta años sin un campeonato, el José Rafael Fello Meza Ivancovich sigue siendo cita cuasi obligatoria de cada cartaginés todo domingo. Ante tal nivel de compromiso, no queda más que aplaudir y esperar que por fin se dé la ‘‘cartagada’’ y levanten su cuarto título.

El Club Sport Cartaginés es sin lugar a dudas uno de los equipos con más tradición en Costa Rica. Arraigado a la cultura de su provincia y su pueblo, fiel representante de los paperos en las buenas y en las malas, en segunda o primera división, a puertas de un campeonato o salvando el descenso, siempre se ha hecho presente en las discusiones de los aficionados al fútbol. Y como buen eterno contendiente, ha tenido sus buenos momentos y sus malos momentos.

Así es como hoy este gran equipo vive uno de sus mejores momentos, ya que tras haber eliminado a mi adorado Deportivo Saprissa, Cartago está en la final por primera vez en dos décadas. No sólo esto, sino que la consistencia de su temporada ha sido digna de admiración, manteniéndose siempre en los primeros dos puestos de la tabla de posiciones.

¿Será que ganan?

Es difícil para quienes hemos visto año tras año al Club Sport Cartaginés chocar contra una pared cada vez que busca un título, creer que por fin lograrán coronarse en el fútbol nacional. Es usual creer que el equipo tiene alguna especie de ‘‘maldición’’, no en vano existe la famosa leyenda del ‘‘muñeco de Cartago’’ entre muchas otras.

Pese a esto, resulta igual de difícil creer que este no es el año de los brumosos. Han mostrado unas ganas y una determinación como nunca antes, o al menos, como nunca en los últimos veinte años. Rápidamente se lograron colocar de primeros en la tabla y nunca abandonaron los altos puestos en la misma. Por si fuera poco, en semifinales, lograron sacar al mayor ganador de torneos del país y uno de los favoritos para llevarse la corona.

Cartago tiene ante sí una oportunidad invaluable para ser campeón. Será en este torneo o no será nunca.

Del ‘‘Cartago vive’’ al ‘‘Cartaguito Campeón’’

El Club Sport Cartaginés, con su folclor y su tradición, de una u otra forma se ha ganado el corazón de todo el país. Es por esto que ante los dos juegos de campeonato que se avecinan, los brumosos tendrán el apoyo de la afición más grande que ha visto Costa Rica, que incluye morados, manudos, limonenses, peseteros, hinchas, personas no tan aficionada al fútbol y hasta al ex presidente Abel Pacheco (que públicamente dio su apoyo a los brumosos). En general, todo Costa Rica quiere ver un milagro brumoso, salvo los florenses por ser sus rivales de final.

Es hora de romper el embrujo y coronarse. Cartago tiene la motivación, el equipo y (principalmente) la afición para poder triunfar sobre Heredia. Más de setenta años de hambre a sus espaldas coreando en el Fello Meza ‘‘azul, azul’’ sin poder llevarle el torneo a ‘‘La Negrita’’ podrían, por fin, verse recompensados. Llegó la hora de pasar del ‘‘Cartago vive’’ al ‘‘Cartaguito Campeón’’.


David Ching
2013

Sunday, April 21, 2013

Un paso importante contra la criminalización del la protesta social


El pasado 12 de abril el Primer Circuito Judicial de San José absolvió a tres de las personas acusadas por ‘‘alteración del orden público’’ debido a las protestas en defensa de la Caja Costarricense del Seguro Social del 8 de noviembre del 2012. La trascendencia de esta sentencia no puede pasarse por alto, pues representa un logro importante para la libertad de expresión y el derecho a la protesta de este país.

En un momento donde los esfuerzos de los medios de comunicación dominantes junto el aparato estatal coartan para criminalizar y deslegitimar la protesta social y los esfuerzos ciudadanos, nuestro sistema judicial responde dándole un respiro a nuestro derecho a manifestarnos como ciudadanos.

Son este tipo de sentencias las que nos hacen pensar que aún hay esperanzas, y que todavía se puede luchar por las causas que defendemos.

Quienes se manifestaron frente a la Caja Costarricense del Seguro Social son jóvenes comprometidos, estudiantes universitarios y ciudadanos valientes que se han atrevido a salir a las calles cuando su país más lo requiere. No son alteradores del orden público ni mucho menos criminales.

Por otra parte, la fuerza pública costarricense intentó justificar hasta el final sus acciones por más inadmisibles que estas fueran, criminalizando a las víctimas de su propia represión.

Al final, quien verdaderamente ha perdido legitimidad en este proceso ha sido la propia policía que no conforme con atacar indiscriminadamente a la ciudadanía cuando se manifestaba pacíficamente buscó acusar sin argumentos a sus propias víctimas.

Es una pena que el estado haya tenido que gastar recursos en defender un caso indefendible para cuidar la imagen de su cuerpo de represión, sin embargo, al final los organismos judiciales respondieron con coherencia y no cayeron en la trampa mal elaborada del ministerio público. Ni los medios de comunicación dominantes, ni el aparato estatal pudieron legitimar la injusticia y el poder judicial dio un mensaje claro: ‘‘Quienes se preocupan por su país, nunca deben ser tratados como criminales’’.

Thursday, April 11, 2013

Agarremos palomitas, viene el 1 de mayo


Viene la emoción, la parafernalia, los medios preparan sus cámaras y vamos todos a ver a las celebridades y a sus vestidos. Viene el primero de mayo, un evento cada vez más emocionante.

Debemos aplaudir y agradecer a nuestra querida Presidenta, Laura Chinchilla, y a todos los diputados de la Asamblea Legislativa, por traer a Costa Rica un show de primer nivel, una exquisitez de entretenimiento nunca antes visto, pues es innegable que la calidad del espectáculo que representa la elección de directorio legislativo ha mejorado desde que este gobierno tomó las riendas del país.

Nunca antes se había sentido tanta emoción. Desde la cobertura de los trajes y el vestuario de lujo que traen los legisladores, con el siempre atrevido Villalta y  la siempre glamurosa Bejarano,  hasta los redoblantes del final por saber quién ocupará el directorio legislativo, todo se confabula para llevar las pasiones y los sentimientos a sus límites.

Recordemos nada más, por un momento, como eran estos eventos antes. Los diputados llegaban, de manera ordenada presentaban sus propuestas, votaban y teníamos directorio legislativo. En la mayoría de los casos los candidatos hasta parecían tener líneas congruentes a seguir y no buscaban tomar las sillas sólo para tener el poder (o en su defecto, para evitar que otro lo tenga). ¿Puede haber acaso algo más aburrido?

En cambio ahora hay gritos y acusaciones, los diputados se resienten y quieren llegar al directorio para poder sentarse en las sillas bonitas de la Asamblea. Hay pasión, drama y entretenimiento. La incertidumbre de que todo cambie o que suceda algo inesperado está latente todo el tiempo y la historia tiene los giros más descabellados que se nos puedan ocurrir. Ni siquiera los mejores guionistas de Hollywood podrían escribir una historia más emocionante.

Por eso preparémonos para este primero de mayo, una fecha especial, en que tomamos el control del televisor y sintonizamos el plenario legislativo todo el día. Disfrutamos de un show único en el mundo y sin comparación. Es un día para dejarse llevar por la emoción, aplaudir, llorar, reírse y gozar… Al fin y al cabo no es como que se decida nada importante, sólo la dirección del Primer Poder de la República.

David Ching
2013

Saturday, April 6, 2013

Los 30 minutos de la discordia


En vista de que 30 minutos es demasiado tiempo para dedicárselo al bienestar de una democracia, le prometo que tardará menos leyendo este pequeño artículo sobre las concesiones del espectro radioeléctrico y la nueva ley  que propone el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).

La situación es sencilla, el TSE está sugiriendo aprobar una nueva legislación que le concede 30 minutos gratis de propaganda en radio y televisión (regulada por el tribunal) a los partidos políticos en campaña electoral. Ante tal arrebato de su precioso tiempo televisivo, los empresarios de los medios de comunicación no han tardado en atacar  la iniciativa, pues resulta (para ellos) ‘‘abusiva’’.

Aclaremos algo, el espectro radioeléctrico es un bien público que se da en concesión para su mejor aprovechamiento en beneficio del pueblo. La idea es que el estado no puede, ni aprovecharlo, ni asegurar la libertad de expresión al monopolizarlo, por lo que se lo da a un ente privado. Este lo administra y obtiene ganancias por ello. Es un juego de ganar-ganar, todo en aras de proteger el derecho de las personas de recibir y dar información.

El derecho a la información (al igual que el derecho a la salud o a la educación) es vital para una democracia y merece un tratamiento especial que no ha gozado en Costa Rica.

Es precisamente por estos dos argumentos en conjunto (el tratamiento especial del derecho a la información y la naturaleza pública del espectro radioeléctrico) que se justifica el ceder 30 minutos  de propaganda política regulada por el TSE a los partidos políticos que participan en la mayor celebración democrática de nuestro país.

Si bien una concesión, para funcionar, debe ofrecer ganancias a la empresa privada que lo administra, los medios difícilmente ven amenazado su negocio cuando deben pagar impuestos de menos de ciento cincuenta mil colones por el uso anual del espectro, recibiendo al mismo tiempo millonadas en venta de publicidad cada día.

El limitar el uso de medios de comunicación masiva a quien pueda pagarlo sólo se justificaría si el derecho a la empresa privada se sobrepone al derecho a recibir información, lo cual, de establecerse, dejaría mucho que desear de nuestra democracia. Lejos de preguntarnos si se debe otorgar el espacio, deberíamos preocuparnos por la regulación que el Tribunal dé a este.

Más allá de una discusión sobre uso del espectro, estamos hablando de un modelo de comunicación masiva que responda a los intereses del pueblo, pero resulta que limitar a los medios a recibir ingresos millonarios tan sólo durante 23 horas y media al día es un abuso. En fin, para no ser un ‘‘abusador’’ espero haber cumplido mi promesa y que sea posible leer esto en menos de 30 minutos.

Saturday, March 30, 2013

El rollo de los uniformes


El tema de la presentación personal en los estudiantes de secundaria ha estado en el tapete desde hace muchos años y ha tenido mayor discusión desde que tenemos un ‘‘ministro mechudo’’ dirigiendo los colegios.  Es el mismo Leonardo Garnier el que ahora vuelve a hablarnos del ‘’rollo de los uniformes’’ instando a negociar las normas de presentación personal con los estudiantes de secundaria.

La pregunta que muchos se hacen es si será necesario mantener el famoso uniforme único. Algunos dicen que no, que el uniforme no estudia y que todo eso es una tontera. Otros dicen que hay que aprender disciplina desde el colegio y que don Leo debería ‘‘apearse las mechas’’ para no dar un mal ejemplo. A mi parecer, la pregunta del uniforme único no es la adecuada. Hay temas de fondo importantes en las acciones de Garnier que merecen nuestra atención.

El llamado para definir las pautas de presentación personal en los colegios va más allá de un código de vestimenta. Se trata de un proceso de participación y dialogo con el estudiante. No es que el ministerio dice que el uniforme es así y los jóvenes acatan sin chistar, es llamar a la negociación y llegar a acuerdos que tomen en cuenta tanto al  estudiante como al profesor y a los padres de familia.

Esta idea rompe con la educación en la que muchos nos formamos. Aquella en la que el profesor siempre tenía la razón y retar su autoridad nos mandaba ‘‘a la oficina del director’’. Ahora la formación es un trabajo en conjunto que escucha y deja actuar a los estudiantes.

El ministro no sólo le está ‘‘tirando la bola’’ a los colegios. Está abriendo la oportunidad para que los jóvenes participen en la toma de las decisiones que los afectan y así, que sean ellos quienes juzguen y negocien lo que consideren mejor.

Si los uniformes diferentes traerán consecuencias negativas o positivas es algo que veremos si los centros responden al llamado de Garnier, pero que se le dé el chance a los estudiante de negociar esto con las autoridades de los colegios es una buena iniciativa. Al fin y al cabo, de esta forma, serían los propios afectados quienes tomarían las decisiones, esto siempre, en negociación y supervisión de las autoridades educativas y los padres de familia.

En fin, más allá de si vamos a permitir o no el pelo largo, debemos entender que la educación no es estricta, que los jóvenes son inteligentes y partícipes responsables de la sociedad. Más allá del rollo de los uniformes, estamos hablando de un rollo de la educación.

Thursday, March 14, 2013

El cónclave de los ateos


Soy ateo, lo digo en crudo para evitar mal entendidos. Dejando las cosas claras, hablemos de religión.

Pocos temas desatan más pasiones que los espirituales. Esto es comprensible ya que en nuestro país la religión oficial y la mayoritaria es el catolicismo. Además,  tenemos una Conferencia Episcopal  con fuerte influencia en la esfera política. Por esto mismo, la minoría no-creyente usualmente desaprobamos que las doctrinas de la Iglesia Católica se utilicen como excusa para tomar decisiones políticas. Hay -por así decirlo- una rivalidad natural entre estos sectores, una adversidad propia de la política como otras que podamos encontrar (izquierda-derecha, liberalismo-conservadurismo, por ejemplo).

Si bien es cierto, estas discrepancias resultan saludables, no se puede decir lo mismo de la reacción irrespetuosa que suele nacer en semanas como esta (en que se reúne el cónclave para elegir al sumo pontífice).  Los constantes insultos en redes sociales y la publicación de imágenes con información descontextualizada o falsa, no aportan de ninguna manera a un debate constructivo, ni ayudan a quienes nos oponemos al estado confesional. Tal parece ser que el cónclave, más que una celebración católica, resulta una oportunidad única para los ateos de arremeter contra la Iglesia Católica y cada uno de sus miembros, sin sentarse a reflexionar y distinguir entre el catolicismo como institución, como pueblo y como visión espiritual.

Desde la renuncia de Joseph Ratzinger al pontificado, los agravios y ataques al Vaticano (representación de todos los miembros de una religión como nación) y al catolicismo en general han abundado en redes sociales y demás espacios de expresión, haciendo así de este cónclave más una especie de celebración para el irrespeto de ateos que una elección del colegio de cardenales para con el pueblo católico.

Comparto el descontento con las posturas homofóbicas de Bergoglio, pero también me parece iluso haber esperado que los cardenales eligiera a un progresista para tomar la silla de San Pedro. Si bien tengo mis fuertes encontronazos al conservadurismo que lidera la Iglesia Católica, no me parece que sea lo más sano aprovechar el cónclave para arremeter contra toda la institución que representa el Papa, ignorando que muchos de los miembros son opuestos a los criterios ‘’oficiales’’ de la misma. Tampoco creo sano prejuzgar la labor de Bergoglio desde una óptica externa.

No pretendo que guardemos silencio ante los atropellos de la Iglesia Católica, pero la generalización y el insulto son formas de discriminación que se han interiorizado dentro del debate religioso, tanto para un lado como para el otro,  y desgraciadamente, en los últimos días, somos los no creyentes quienes hemos mostrado la peor cara. Decir que todos los católicos son iguales, en nada se diferencia a decir lo mismo para judíos, chinos, negros, ateos, nicas, ticos, etc.

Así pues, critiquemos la Iglesia Católica, sigamos intentando sacarla de nuestros cuerpos y nuestras aulas, condenemos a los sacerdotes pederastas y los conventos de magdalenas, luchemos por una Costa Rica seglar y un mundo donde se respeten las libertades individuales, los derechos humanos, sexuales y reproductivos. Pero no caigamos en la trampa del odio y la discriminación. Sepamos distinguir entre el catolicismo como institución, como pueblo y  como visión religiosa (tres cosas diferentes a mi parecer). No  nos apropiemos del cónclave. Es cierto, sus consecuencias nos afectan, pero al fin y al cabo la decisión de quien sea el sumo pontífice la deben tomar católicos, no ateos.

Friday, February 1, 2013

La Toma del Central



La situación cambiaria y financiera del país está cada vez en un punto más riesgoso, eso no es ningún secreto. El déficit fiscal, las altas tasas de interés y la entrada de capitales en dólares están poniendo a Costa Rica en una situación que si bien, no es Grecia, podría llegar a serlo si no se hace algo pronto. Es precisamente en estos momentos cuando uno esperaría que los dirigentes trataran de actuar con calma, ignorar las presiones políticas y hacer lo que al parecer, es lo mejor para el país. Desafortunadamente eso no es lo que ha sucedido estos días.

Todo indica que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) ha sido tomado por intereses políticos, el tipo de cambio, la inflación y demás variables asociadas a la política monetaria no parecen ser manejadas desde la autonomía de un equipo de dirigentes, sino desde las cámaras empresariales y exportadoras. Si bien no soy crítico del lobby ni la estrategia política, esto sin duda alguna puede tener consecuencias nefastas para la población costarricense.

Contexto

Una moneda (al igual que un bien o un servicio) fija su precio dependiendo de la oferta y la demanda que tenga. Si, por ejemplo, mucha gente desea tener sus cuentas en colones la demanda de colones aumentará y esto hará que el colón aumente su precio y entonces se ocuparán menos colones para obtener un dólar. Esta, precisamente, es la situación actual de Costa Rica.

El problema con esto es que el sistema cambiario de Costa Rica obliga al Banco Central  -entidad encargada de la política monetaria- a tener siempre el dólar por encima de 500 colones (lo que llaman la banda inferior) y esto solo se puede cambiar si migramos a otro sistema de tipos de cambio, es decir, dejamos que el Tipo de Cambio se establezca libremente -conforme a su oferta y su demanda- o bajamos esta banda inferior, permitiendo que el dólar se establezca más bajo.

¿Por qué se querría un dólar más barato? Como veremos más adelante, las medidas que pueda tomar el Banco Central para mantener el colón dentro de la banda pueden tener consecuencias peligrosas y contraproducentes para sus objetivos, su credibilidad y su salud.

Inflación 

Entre las principales labores del Banco Central está el manejo apropiado de la inflación, esto ya que es ampliamente aceptado que la inflación (en el largo plazo) es una variable típicamente monetaria. Por lo cual es responsabilidad del Banco Central. 

Si el Banco Central hace que haya un crecimiento continuo de la cantidad de colones en la economía pero este no se refleja directamente en un aumento equivalente de la producción de bienes y servicios, cada vez habrá más dinero para una cantidad relativamente menor de bienes y servicios, haciendo que el dinero valga menos y se ocupen más colones para comprar la misma cantidad de productos. Así es como nace la inflación (aumento sostenido de los precios con el paso del tiempo).

Actualmente el Banco Central, ha adoptado un sistema de ‘‘metas de inflación’’ en el cual se compromete a mantener la inflación por debajo de una meta previamente establecida. Es decir, en el sistema actual, el Banco Central basa su credibilidad en mantener la inflación por debajo de cierto nivel.

Autonomía del Banco Central

Mucho se ha escrito sobre el tema de la necesidad de tener un Banco Central autónomo. Esto es, una entidad que maneje la oferta monetaria respondiendo a sus metas y objetivos. No a los intereses políticos de los gobernantes o de un grupo político en particular. Esto porque la política monetaria (al menos en un corto plazo) se considera una herramienta sumamente poderosa.

Por otra parte, la credibilidad de un Banco Central es necesaria para el funcionamiento adecuado de la economía. La especulación con respecto al comportamiento de una moneda puede causar hiperinflaciones, reducciones del crecimiento, impactos en el consumo y la inversión y otra gran cantidad de problemas graves (tal como ha pasado más de una vez en Argentina).

Así, el cumplimiento de estas ‘‘metas de inflación’’ resultan una manera idónea de mantener la credibilidad. El Central dice que va a hacer algo, lo cumple, la gente le tiene confianza y le tiene confianza a la moneda y todo funciona bien. Sin embargo, cada vez está resultando más y más difícil para el Banco Central cumplir esta meta de inflación. La respuesta al porqué de esto está en el tipo de cambio.

Actualmente hay un aumento importante de la demanda de colones (las razones no son claras y hay explicaciones oficiales y extra oficiales al respecto). Como vimos anteriormente el Banco Central debe mantener el dólar por encima de 500 colones, el problema es que si la interacción entre la oferta y demanda lo establece por debajo de esta banda, el BCCR debe intervenir en la oferta monetaria. ¿Y cómo lo hace? Ofreciendo (es decir colocando) más colones, así se abarata el colón y se mantiene por encima de 500. ¿Cuál es el problema con esto? Que colocar colones, aumenta la oferta monetaria y compromete las metas de inflación.

¿Cuál sería la solución ante esta situación? Pues hay varias opciones, todas con sus  pros y contras. Por un lado se podría ignorar las metas de inflación, por otro lado podría cambiar el sistema de tipo de cambio. Y ¿qué ha decidido hacer el BCCR? Restringir el crédito* (lo cual es una manera de restringir la oferta monetaria).

La toma del Central

Existen varias razones para pensar que nuestra entidad monetaria no quiere afectar las metas de inflación. Por un lado el propio Presidente del Banco Central, Rodrigo Bolaños, ha dicho en diversas ocasiones que mantendrá el sistema de ‘‘metas de inflación’’. Por otro lado, esta entidad ha cumplido con relativa rigurosidad dichas metas por los últimos años, pero no los suficientes como para generar la credibilidad necesaria para una economía estable. Un incumplimiento de las metas a estas alturas, sería ‘‘borrar con el codo lo que han hecho con la mano’’ y afectaría severamente la credibilidad del Central, lo cual, como vimos anteriormente, tiene consecuencias negativas.

Lo que no existe es una razón clara -suponiendo autonomía del BCCR- para no liberalizar el tipo de cambio (o al menos bajar la banda inferior). Ahora si quitamos el supuesto de autonomía y nos vamos a la página 15-A del periódico La Nación de hoy (viernes primero de febrero) , empezamos a entender porqué el Central decidió no tocar nuestro sistema cambiario. Hay un sector políticamente muy fuerte que se vería afectado severamente de apreciarse el colón: Los exportadores.

Página 15A de La Nación 01/02/13. FIrma: SEctor Productivo Nacional, Sergio Ramírez

Un exportador es alguien que vende productos locales en otro país, ellos obtienen su ganancia en divisas (como dólares) y las cambian por moneda local. Si hay un tipo de cambio alto, los exportadores obtienen más colones por cada dólar que entra al país  y sucede lo contrario con un tipo de cambio bajo (se obtienen menos colones por cada dólar). Al ser Costa Rica un país pequeño, las industrias relacionadas con el comercio exterior (importadores y exportadores) suelen tener mucho poder. Además los exportadores (por razones históricas) han sido un grupo beneficiado por muchas décadas en Costa Rica, lo cual ha hecho que sean políticamente muy influyentes.

Así, al analizar esto, parece ser que el Banco Central decidió decir no a su autonomía y responder a los intereses políticos de los exportadores. Prefirió restringir el crédito, tomar medidas que afectan al sector financiero y la capacidad de financiamiento de los individuos y dejarse manipular por un grupo político, adoptando una solución rebuscada, poco clara, compleja y experimental (cosa que en la economía resulta muy peligros), antes de actuar como debe hacerlo y como nuestra legislación lo demanda (Según La Ley Orgánica del Banco Central y  Constitución Política de la República de Costa Rica).

Posibles consecuencias de corto plazo

La decisión que tomó el Banco Central podría tener consecuencias tanto en el corto como en el largo plazo.

Costa Rica ha tenido (por diversas razones) un aumento sostenido del gasto público y la manera de financiar este gasto ha sido en muchas ocasiones a través de deuda. Esto eventualmente ha hecho que el riesgo de impago de esta deuda sea cada vez mayor, por lo que los intereses que se cobran sobre la misma también lo son (si un agente tiene miedo de que no se le pague un monto fijado en un préstamo, los intereses sobre el mismo aumentarán para cubrir este ‘‘riesgo’’). Como gran parte de la inversión se financia con préstamos, las altas tasas de interés afectan la inversión haciendo que esta disminuya (tengo menos incentivos a pedir un préstamo si las tasas de interés que debo pagar por el mismo son altas). La falta de inversión afecta el crecimiento económico lo que afecta a la población en general.

Por todo lo anterior es claro que las altas tasas de interés no son algo que beneficie ni a los gobernantes, ni a los gobernados. Sin embargo, este problema (ya grave de por sí en la economía) lejos de solucionarse, se puede exacerbar al establecer restricciones financieras. Ni el gobierno, ni el público parecen estar dispuesto a restringir su gasto ni su demanda por préstamos. Por esto el sector financiero se verá afectado y muy probablemente traduzcan sus restricciones en un aumento en el tipo de interés. (hay una disminución en la oferta crediticia, mas no en la demanda). 

Estas medidas además coartan la capacidad de financiamiento de los emprendedores, generando cada vez menos inversión y menos crecimiento. Lo que nos deja un panorama macroeconómico cada vez más complicado y riesgoso.

Posibles consecuencias de Largo Plazo

Las consecuencias de la medida optada por el Banco Central en primera instancia son graves, sin embargo las medidas a largo plazo pueden ser peores. De seguir respondiendo a intereses políticos, el Banco Central puede perder su credibilidad, convertirse en una herramienta política y/o generar lo que llaman ‘‘patologías’’ económicas.

Cada uno de estos tres podría o no venir con respecto al anterior. Si tenemos un antecedente claro de que el Banco Central ha respondido a intereses políticos, entonces nada nos impide que lo haga en un futuro, lo cual se traduce en pérdida de credibilidad. Por otro lado, si la situación continúa, podría convertirse en una herramienta para  aumentar la cantidad de dinero en la economía de manera temporal simulando un aumento en el crecimiento económico que finalmente se traduce en una inflación alta , o aún peor, que se financie un porcentaje alto de la deuda del estado con emisión monetaria (lo que sin duda alguna generaría una hiperinflación).

En fin, espero estar equivocado y que el Banco Central no esté respondiendo al interés de los exportadores, pero resulta muy difícil no verlo así dadas las situaciones en que se desenvuelve esta medida que toma el BCCR. No queda más que esperar y ver qué sucederá en un futuro no muy lejano, pero al menos yo, tengo miedo… mucho miedo.


* La restricción del crédito se refiere a poner un límite al crecimiento de los préstamos otorgados, a saber un 9%.

Nota posterior: Por diversas razones personales suelo escribir poco de política monetaria. Es un tema complicado, que usualmente suele entender una pequeña parte de la población y al cual -pese a haber llevado casi 4 años de la carrera de economía y llevar un buen curso de teoría monetaria- aún le tengo ciertas reservas. A pesar de esto, creo que la situación que ocurrió hoy es preocupante y no puedo evitar manifestarme sobre el tema.

Monday, January 14, 2013

El camino al infierno está lleno de filantropía


A continuación un pequeño comentario sobre la siguiente frase que compartieron conmigo:   “El gobierno debe propiciar o impulsar la filantropía. Organizaciones privadas de caridad proveen servicios de manera más eficiente que el gobierno. Aún más, los donantes a estas organizaciones obtienen un beneficio en utilidad positivo relacionado con  el denominado  warm glow, en tanto que el gasto gubernamental requiere de ingresos tributarios, que disminuyen los incentivos a trabajar y reducen la eficiencia económica”.

El camino al infierno está lleno de filantropía


No es ajeno para quienes estudiamos un poco la ciencia económica aquel famoso dicho que reza: ‘‘de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno’’. Esto ya que son incontables los proyectos de desarrollo o bienestar social que, pensados en mejorar las condiciones de vida del público (o al menos de cierto sector) se presentan llenos de bombo y sonantes como la próxima solución a los problemas del mundo pero resultan en la práctica catastróficos ya que  (parafraseando a Marx) llevan en sus cimientos el germen de su propia destrucción.

Desde las políticas que llevaron a liberalizar los controles financieros y ocasionaron el colapso del 2008, hasta la caída de los estados del bienestar en los 80’s, todas las decisiones han estado motivadas por la buena voluntad de las personas y los gobiernos, pero nos han llevado a un camino de desastre. Es precisamente ante esto que nace la duda ¿Ha llegado la hora de dejar que el bienestar esté en manos del estado?

Se escucha pues entre las palabras compartidas anteriormente, que bajo los criterios de eficiencia y buscando no sacrificar el dinero de los contribuyentes, nos toca darle una pequeña palmada al gobierno en la espalda, felicitarlo por sus esfuerzos e invitarlo a retirarse de su labor filantrópica.  Es ahora la empresa privada, líder de eficiencia y raciocinio quien debe tomar los timones de tan importante labor y luchar por el beneficio de los más desprotegidos
.
Más aún se busca eliminar aquella vieja premisa arraigada a la ciencia económica, que justifica la importancia del estado estableciendo que los agentes privados no tendrían incentivos para brindar los bienes y servicios necesarios que el mercado no provee. La eliminación se da creando una ‘‘nueva’’ teoría y como es costumbre, se le pone algún nombre elegante y llamativo que suene contundente en las conferencias alrededor del mundo. Se le llama ‘‘warm glow-giving’’.

Es aquí donde entra el economista James Andreoni, un creyente acérrimo de la raza humana y fiel defensor de la bondad de las personas. Quizás recordando que Adam Smith no sólo escribió La riqueza de las naciones, Andreoni, introduce un concepto que la ciencia económica había abandonado desde que el padre de la misma escribió La Teoría de los sentimientos y dice: ‘‘los seres humanos son alturistas’’ después de todo el propio Smith (antes que sus palabras fueran olvidadas y borradas por sus posteriores obras) aseguró que el ser humano tiene una tendencia a hacer el bien ya que por la capacidad de simpatizar, la felicidad de los demás resulta necesaria para la propia.

Así pues, este ‘‘Warm glow’’ hace que los agentes privados se sientan felices de lo que hacen. ¿Qué más se le puede pedir a la vida? Si el gobierno se limita a propiciar la administración de la justicia, en vez de a realizar obras de bienestar, tendremos pues un mundo hermoso, donde no nos cobran impuestos ni pasa eso tan feo que llaman ineficiencia, las personas por su propia cuenta velaran por el beneficio de los desprotegidos y lo harán con mayor eficacia que el viejo y caducado estado. Después de todo ¿Qué joven de clase alta no disfruta de realizar una fiesta de navidad con los niños de las comunidades marginales?

Llegó pues la hora de realizarlo. Tenemos el sustento teórico y la suficiente voluntad. Yo (agente privado) pienso en mi beneficio máximo sobre todas las cosas, como soy altruista, alcanzaré mayor utilidad generándole utilidad a los demás y el beneficio social aumentará, todos seremos felices. ¡Vamos pues a construir a todos una casa con ‘‘Un Techo para mi país! ¡Sólo así combatiremos la pobreza y la desigualdad! Pero justo cuando el estado está tomándose sus merecidas vacaciones de retirado en las Bahamas, empezamos a notar que algo no concuerda. Es cierto, nuestro beneficio social (definido económicamente) ha aumentado, la comunidad es más feliz, pero no pasamos a más. Nuestros indicadores de desarrollo siguen siendo paupérrimos, los problemas sociales no se solucionan y la desigualdad y la pobreza aumentan aceleradamente.

Es entonces cuando -a estas alturas del ensayo- el lector poco agudo se dará cuenta que los párrafos anteriores venían plagados de sarcasmo. Cómo dijimos al principio: ‘‘el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones’’. Así, son las mismas buenas intenciones las que llevan a los agentes privados a olvidarse que nuestra sociedad no se puede analizar estáticamente, que no es a través de la filantropía que se superan los problemas institucionales de nuestra economía. Es necesario que el crecimiento económico y el desarrollo económico se hagan presentes y ¿Qué nos asegura que lo harán?

A través de simple filantropía y altruismo no lograremos mejorar las condiciones de la población, es necesario ir más allá y adentrarnos en las teorías de crecimiento. Después de todo, no es por medio de donaciones y caridades que aseguramos el crecimiento y el desarrollo económico. ¿Acaso la buena voluntad nos traerá el capital humano y el buen funcionamiento de las Instituciones?

No pretendo, como simple estudiante de pregrado, enfrentarme a las palabras de un PhD y catedrático de la Universidad de California en San Diego, como lo es James Andreoni, mucho menos al padre de nuestra ciencia, Adam Smith. Es decir, no dudo que las personas, en efecto, puedan hacer depender su felicidad de la felicidad de las demás, no dudo que los humanos sean altruistas. Mi preocupación se basa en que esta filantropía termina donde deja de representar un beneficio para mí, es decir, esta depende exclusivamente de mi utilidad. Así las cosas, dejaré de realizar obras de caridad en el momento en que el beneficio marginal que obtengo de las mismas, por ser un ser altruista, sea menor a los costos en que incurro por ser un ser social.  ¿Qué hará entonces que mi provisión de utilidad ajena aumente con el tiempo?

Desde que Malthus escribió su ‘‘Ensayo sobre el principio de la población’’, ha quedado claro en nuestra ciencia que el crecimiento se debe analizar desde una perspectiva dinámica. Así, un aumento temporal y estático del bienestar social, no asegura crecimiento económico y, por ende, tampoco el desarrollo. Para esto es necesario un cambio de las variables que lo expliquen.

Si la filantropía nace de un acto que busca generar utilidad inmediata ¿Por qué habría alguien de obtener un verdadero compromiso con generar un cambio significativo en las variables exógenas  y endógenas que impacten verdaderamente el futuro de nuestra economía? Por supuesto que todos podemos ser felices ayudando a nuestro prójimo de vez en cuando, pero ¿estaremos todos dispuestos a dedicarnos plenamente a este cambio?

Las explicaciones del crecimiento económico, necesario para que se dé el desarrollo, no son sencillas y van desde el funcionamiento de las instituciones sociales, según Theo Eicher, hasta la formación de capital humano según, Paul Romer. No es algo que se pueda limitar a unas cuantas horas de mi ocio que utilizo para obras de beneficencia, es necesario que sea una labor de compromiso. El trabajo de mejorar, mantener y fortalecer las instituciones sociales, es una labor extenuante que por sí sola no suele generar suficiente utilidad como para que se realice fuera del ocio, mismo caso sucede con la creación de capital humano. ¿Estarán los agentes privados dispuestas a pagar más allá de su altruismo por generar estos cambios? Habrán sus excepciones, sin embargo, a modo general, la teoría económica nos diría que no.

Reducir la labor del gobierno a obras de beneficencia, es restarle el verdadero valor de un ente que, con el monopolio del poder, puede crear las condiciones para propiciar el desarrollo humano. No se trata de una simple transferencia de dinero, como muchas veces se intenta ver, se trata de un verdadero compromiso para impactar las variables que nos lleve a tener mejores indicadores, a enfrentar la pobreza y los demás problemas sociales de una manera estructural y coherente. Algo que no obtendremos al vaivén de una mano privada que funciona en beneficio propio y que, escudada en sus buenas intenciones, no genera más que aumentos transitorios del bienestar social.

De esta forma, propiciar la filantropía, como sugiere la frase, no es más que maquillar los verdaderos problemas de la sociedad. Es una excusa para des atribuir de labores al estado y beneficiar proyectos que no se traducirán en un verdadero progreso y desarrollo social. Destinar un beneficio en utilidad positivo a los agentes privados por concepto de ‘‘Warm Glow’’, no es más que, como diría un amigo, ‘‘gastar pólvora en zopilotes’’. Es decir destinar recursos a algo que se sabe, no generará el efecto que buscamos.

Si en efecto, nos liberamos de recursos estatales y disminuimos la carga tributaria, lo cual en teoría aumentaría el trabajo y la producción de la sociedad, estaríamos cayendo en el pecado de primar el beneficio social transitorio sobre el estructural. Mejoraríamos temporalmente las condiciones sociales a través de agentes privados que se puedan dedicar a la filantropía, mas no aseguraríamos un mejoramiento progresivo de las condiciones de la sociedad y de los sectores desprotegidos.

Resulta entonces claro que en efecto, la labor del estado no se debe centrar en la filantropía, sin embargo, tampoco es por esto que se debe destinar a propiciar la misma a través de beneficios privados. El estado debe permitir el crecimiento económico a través de programas que permitan efectos sobre las instituciones o la formación de capital humano. Si bien es cierto, los estados han fallado en el pasado, no por eso debemos abandonar los esfuerzos para enfocarnos en placebos que no lograrán solucionar la enfermedad de fondo. Es decir, no podemos ignorar que lo que buscamos es un progresivo mejoramiento de las condiciones de las clases desprotegidas, no un alivio temporal  a la situación actual de las mismas. No es que la filantropía esté mal, o que los agentes privados deban desistir de llevarla a cabo, pero si la utilizamos como una excusa para no afrontar nuestros verdaderos retos como sociedad, estaremos, sin duda, alguna empedrando nuestro camino al infierno.