Wednesday, November 9, 2016

Elecciones sin empatía y con sesgos de confirmación

Si el triunfo del Brexit, o el plebiscito de Colombia no fue suficiente para mostrar que los procesos electorales pueden ser desagradablemente sorpresivos, el sabor amargo de la victoria de Trump llegó como otro balde de agua fría. Es claro que estamos en un mundo que no comprendemos, pero el verdadero problema no es ese, el problema es que estamos en un mundo que no queremos comprender.

El 2016 nos ha dejado claro que aún nos falta como humanidad. Mientras en Inglaterra una plataforma anti migración y xenofóbica inspira el retiro de la Unión Europea vía referendum, en Estados Unidos un misógino y racista es electo Presidente. Ambas decisiones evidencian que una gran mayoría de las personas carece de la capacidad básica de ponerse en los pies del otro, pero de esta carencia no nos salvamos quienes hubiéramos votado diferente.

La falta de empatía, junto con la necesidad de deslegitimar ad portas todas aquellas opiniones con las que no coincidimos, se han vuelto las constantes en un mundo donde lejos de usar la tecnología para acercarnos, la usamos para aislarnos. El bombardeo de información y la amplia oferta noticiosa nos ha hecho recurrir al sesgo de confirmación, y no a la búsqueda de veracidad.

Pese a tener más acceso que nunca a la opinión directa de las personas y a los diferentes enfoques noticiosos. No nos sentamos a leer los artículos de quienes nos adversan. El simple ejercicio empático de escuchar y analizar un argumento se ha dejado de lado. Aún hoy, un día después de la elección, la vasta mayoría de mis contactos llaman ‘‘racistas’’ y ‘‘estúpidos’’ a quienes votaron por Trump sin sentarse tan siquiera una vez a ver qué tenían que decir estas personas.

La mayoría de nosotros nos encerramos en nuestros círculos de Facebook, le damos ‘‘unfollow’’ a todo contacto que opine algo que nos incomode, leemos sólo los periódicos que nos gustan, evitamos ‘‘dañarnos el hígado’’ pero nos sorprendemos cuando la realidad se muestra diferente. Buscamos la noticia en internet que tiene el enfoque que queremos, el artículo que dice eso que nos hace sentir a gusto (muchas veces sin fijarnos en la seriedad del medio o la calidad de la investigación), para encontrar nuestra validación y regocijarnos “sabiéndonos” informados. Algunas veces hasta nos atrevemos a darle ‘‘share’’ para que los que piensan como yo me feliciten.

Así disfrutamos de nuestra vida en nuestra pequeña burbuja, donde somos los dueños del saber y todos tenemos claro cómo son y cómo deberían de ser las cosas, donde las opiniones de mis contactos sólo confirman que yo tengo razón… hasta que llegan las elecciones y nos damos de bruces con la realidad.

Anteriormente dije que más que este Presidente, me dan miedo sus votantes. Lo mantengo, pero agrego que en gran medida este miedo es porque quienes nos oponemos, nos conformamos con rechazarlos, ignorarlos, actuar como si no existieran y reducir el debate a llamar con epítetos despectivos (racistas, estúpidos, etc…) a esta masa amorfa de gente que no conocemos. No nos interesa más que insultarlos para correr a nuestras redes sociales donde todo es tranquilo, homogéneo y piensa como yo.

 No digo que tengamos que aceptar lo que no creemos y jamás pediría que no llamemos a las cosas por su nombre, pero si a que salgamos de nuestra zona de confort, a que tratemos de comprender y dialogar con quienes piensan diferente a nosotros. Sólo así podremos evitar estas desagradables sorpresas, sólo así podremos comprender el mundo, y en consecuencia, cambiarlo.

Thursday, November 3, 2016

Crimen, castigo y aborto

¿Cuál sería el resultado de aumentar las penas por aborto?

El 25 de Octubre se encontró una clínica clandestina para abortos en Calle Fallas de Desamparados. La reacción del diputado evangélico, Fabrico Alvarado, no se hizo esperar. Haciendo un llamado a rechazar el aborto, avisó que presentará un proyecto de ley ‘‘para que las penas por aborto aumenten en este país’’, pero vale la pena preguntarse ¿realmente un aumento en las penas por abortos se traducirá en una disminución en la práctica del mismo?

Es difícil encontrar una respuesta a esa pregunta. Los datos de prácticas ilegales siempre suelen ser poco claros, ya que no existe un incentivo por reportarlos, sin embargo, al menos desde la economía, si se ha teorizado al respecto. Quizás el más influyente trabajo en esta área ha sido el documento ‘‘Crimen y Castigo,un enfoque económico’’ publicado por Gary Becker en 1974. Este trabajo (entre muchas otras cosas) establece que una persona comete un crimen cuando espera obtener más beneficio al cometerlo que al no cometerlo.

Esto suena muy sencillo y conceptualmente lo es, las personas obtienen un beneficio de cometer un crimen, (más dinero, influencia, poder, etc.) este beneficio está relacionado a un castigo y a una posibilidad de que el castigo se lleve a cabo (es decir, que uno sea encontrado culpable y el proceso judicial lo lleve a uno a la cárcel o a pagar una multa). Si la posibilidad de ser castigado es muy grande y el castigo muy severo, las personas no sentirán que valga la pena cometer el crimen., Por otro lado, si el castigo es pequeño y la posibilidad de ser atrapado es baja, la decisión racional será cometer el crimen. ¿Cómo verlo desde el punto de vista del aborto?

El aborto es un crimen dentro de la legislación costarricense estipulado dentro del Código Penal, desde el artículo 118 al 122.  Actualmente, dependiendo de la situación, sus penas varían de 3 meses a 3 años (excepto en el caso que se realice el aborto sin consentimiento de la mujer, delito cuya pena alcanza los 10 años).

Dentro de la lógica expuesta por Becker, un aumento a las penas por aborto aumentaría el castigo estipulado. De acorde con esto,  en efecto disminuirían los incentivos de las personas a cometer ''el crimen de abortar'' y, marginalmente, podría disminuir la incidencia del aborto. Sin embargo, para asegurar que esto suceda, es necesario ver cual es el beneficio que se obtiene al cometer el ''crimen de abortar'' y la posibilidad de que el castigo se lleve a cabo. Si el beneficio es muy grande, o las probabilidades de ser castigado son muy bajas, el crimen se cometerá, aunque el castigo sea muy severo

Así, en la situación actual, las ‘‘abortistas’’ (cómo las llama el diputado Alvarado), de someterse a un aborto, obtendrían como beneficio el evitar un parto no deseado.  Evitarían uno de los peores dolores que puede experimentar un humano y se ahorrarían una experiencia sumamente traumática -tanto física como psicológica-. También evitarían una reducción muy significativa de sus oportunidades, de su ingreso y de su tiempo, al menos por los próximos 18 años de su vida. El beneficio de cometer el ''crimen de abortar'', podríamos asegurar, es bastante grande.

Por otro lado, las posibilidades de que el aborto realizado se penalice son muy bajas, esto porque el acceso a información (hoy en día) es virtualmente imposible de detener sin violentar derechos constitucionales básicos. Por otro lado al ser una práctica legal en muchos países, no es particularmente difícil obtener equipo o capacitación para realizarla y al haber tanta demanda, es normal que se cree un mercado negro organizado (con los muchísimos efectos adversos que traen los mercados negros) para ofrecer el acceso al aborto. Para poder efectivamente combatir el aborto, se requieren muchísimos recursos e inteligencia costosa y estoy seguro que el diputado Alvarado conoce las limitantes de nuestro estado.

Viendo todo lo anterior, es teóricamente apropiado pensar que un aumento en las penas podría reducir la incidencia del aborto, pero es racional pensar que su efecto, de existir, es muy reducido. Esto porque aunque el castigo sea muy grande, las posibilidades de llevar a cabo estos castigos son muy pocas. Más aún, si tomamos en cuenta que, al ser una práctica legal en otros países, esta medida solo tendría efecto en quien no tenga los recursos para salir del país -Una persona perfectamente puede salir del país y practicar el aborto afuera con plena seguridad de no ser castigada-.

El propio diputado Alvarado, admitió en la entrevista que el dio a La República, que esta medida es insuficiente, y que hace falta educación y cultura, sin embargo, él es el representante de un partido que activamente se opuso a las guías deeducación sexual en los colegios y que constantemente ataca a las institucionesque velan por empoderar a las mujeres, cuando es claro que la mejor forma de evitar un aborto es evitando un embarazo no deseado, y la mejor forma de hacer esto es a través de educación y empoderamiento.

No estoy tratando de dar mi punto de vista en el tema del aborto. Yo creo que aún la persona más en favor del derecho de decidir de la mujer, puede asegurar que el aborto no es algo que se haga deseosamente. Simplemente creo que la medida que propone el diputado Alvarado, no evitaría que las personas sigan accediendo al aborto, pero si tiene implicaciones en el discurso político y en la forma en que conceptualicemos la política pública costarricense. Sigue la linea del castigo como única solución y sigue la línea de sistemáticamente ignorar las necesidades y las realidades de muchas mujeres. Es esto lo que preocupa, no el proyecto de ley.




Aclaración: esto no es un estudio sistemático del caso del aborto, no poseo y representa grandes dificultades obtener datos para concluir de manera contundente, simplemente se trata de una observación teórica, basada en supuestos razonables.

Friday, July 22, 2016

Tenemos que hablar sobre aborto

Una niña de 11 años tendrá quepasar por un embarazo de alto riesgo tras la violación que sufrió por suhermano de 14 años. Será obligada a ser madre a una edad en la que las responsabilidades de la mayoría de nosotros se limitaban a concluir la tarea de la escuela. Su infancia ya fue destruida y sus traumas físicos y psicológicos están lejos de terminar, eso sin tomar en cuenta el altísimo riesgo de este embarazo, y aún así, la primera reacción de muchos en nuestro país no fue de legítima preocupación por una situación deplorable o por el bienestar de la menor, la primera reacción fue categorizar que el aborto, bajo ninguna circunstancia, se debe practicar.

El tema del aborto, así como muchos otros relacionados a derechos reproductivos, no está parcializado en el debate público, está ausente. Se ha reducido a una dicotomía donde las visiones de las autoridades religiosas pesan más que la propia criticidad personal, dejando el verdadero debate de lado. Decir publicamente que estoy en contra o a favor del tema evoca inmediatamente a los extremos, cuando el debate propiamente tiene muchísimos matices. Prueba de esto es que, pese a que el aborto terapeútico está aceptado dentro de la legislación, es virtualmente inaccesible y mucha gente no reconoce (o no desea reconocer) la diferencia entre quienes apoyan el aborto en diferentes casos, o en diferentes momentos del embarazo.

No estoy diciendo en este escrito que uno deba o no apoyar el aborto (aunque el lector pueda intuir mi posición, eso lo dejaré para otros espacios) pero si que reconozcamos las diferentes vertientes dentro del tema, no le rehuyamos al debate, por más avallasador que este parezca.

El aborto es un tema complejo porque nos obliga a plantearnos preguntas difíciles. ¿Qué es un humano? ¿Qué diferencias intrínsecas tiene un humano con un óvulo fecundado? ¿que similitudes intrínsecas tiene? ¿Cuando podemos otorgarle derechos a algo?¿En qué momento algo se considera humano y en qué momento no? ¿Cuando el derecho de una mujer a decidir sobre su cuerpo prima sobre el derecho a un ser viviente desarrollándose adentro de ella?

Estas preguntas requieren reflexión, análisis e investigación. Tratan temas de filosofía, ciencia, leyes, ética, religión y muchísimas áreas más, y dependiendo de nuestras perspectivas en estos temas podemos manifestarnos situarnos en un amplia gama de posiciones (estar en contra de todo aborto, a favor del aborto en casos de violación, en casos de que peligre la salud de la madre, antes de cierta etapa de la gestación, etc.). No es posible que un debate de este calibre se haya reducido a ‘‘asesinos de bebes’’ y ‘‘opresores de mujeres’’.

Si bien es un tema delicado, controversial y complejo, es necesario discutirlo en su completitud. Primero porque la decisión sobre la legalidad del aborto afecta la vida de miles de mujeres y de miles de seres vivientes que podríamos o no considerar seres humanos, pero también porque las consecuencias de esta decisión afectan a la sociedad como un todo. Temas como el empoderamiento de los individuos, el crimen, el acceso a educación y muchísimos más que debemos tratar para mejorar como sociedad, tienen una relación directa con la condición de acceso al aborto (y a métodos de control reproductivo en general) que el país tenga.


Dejemos de callar toda voz disidente y discutamos este tema comprendiendo que las diferentes posiciones defienden criterios más allá del ‘‘bueno o malo’’, del ‘‘asesinato o vida’’, de la ‘‘opresión o libertades’’. Tal vez, a través de la discusión y la razón, y no la imposición, logremos alcanzar un mejor consenso que el que tenemos hoy.

Wednesday, June 1, 2016

Cuentas ambientales del BCCR


El Banco Central de Costa Rica ha publicado sus primeras cuentas en materia ambiental el pasado 30 de mayo. Esta no es una noticia pequeña, aunque posiblemente pasó bajo el radar de la mayoría, lo cierto es que es un hecho de gran trascendencia, ya que proveerá al estado de muy valiosa información para la toma de decisiones.  

¿Qué son las cuentas ambientales?

Según la propia página del BancoCentral, las cuentas ambientales ‘‘permiten cuantificar de manera integrada, el valor físico y económico de los recursos naturales y su relevancia para la riqueza nacional’’. Corresponde a ‘‘indicadores para analizar la oferta y usos de los recursos naturales y su interacción con las distintas actividades económicas del país’’.

En otras palabras son cifras que nos van a ayudar a entender mejor la situación nacional con respecto a los recursos naturales. ¿Qué valor tienen? ¿Cual es su oferta y su disponibilidad? y ¿De qué manera se están utilizando? Son algunas de las extrapolaciones que se podrán hacer a partir de estas cifras. Las cuentas publicadas por el BCCR corresponden a tres áreas, bosques, aguas y energía. La idea es que el compendio estadístico se publique de manera anual, para esto el BCCR ha creado un área en la División Económica.

De momento, la publicación es un primer acercamiento y aún está sujeta a sugerencias y mejoras. 

¿Por qué es importante?

En primer lugar porque el Banco Central proporciona esta información de manera abierta en su página web, a la cual puede ingresar cualquier ciudadano. De esta manera corresponde a un esfuerzo importante de transparencia y acceso a la información. Además, el hecho de que esta información sea proporcionada por un organismo que disfrute de cierta autonomía del gobierno central, evita que haya sesgos de información y da credibilidad a las estadísticas.

En segundo lugar, proporciona información valiosa para la toma de decisiones. Entender el valor, el estado actual, el uso y la disponibilidad de nuestros recursos naturales, puede ayudarnos a comprender cómo hacer el mejor uso de ellos y cómo maximizar nuestro consumo actual y futuro. Esta información podría mejorar el aprovechamiento de los recursos y disminuir el riesgo de insostenibilidad. Tanto el gobierno como la ciudadanía en general, podrán actuar y dar criterios de manera más informada en estos temas.

Otro motivo que le da importancia a esta noticia es el hecho de que sea el Banco Central de Costa Rica el que presente estas estadísticas. Cómo muchos sabemos, el BCCR no sólo se encarga de la política monetaria, sino de realizar las investigaciones que determinan los indicadores económicos. Cosas como el déficit fiscal, el producto interno bruto, las tasas de interés y demás estadísticas importantísimas para comprender el estado de la economía, todas son facilitadas por el BCCR. El hecho de que las cuentas ambientales las publique esta entidad, de cierta forma da el mensaje de que  el estado de los recursos naturales es de suma importancia para nuestras decisiones económicas. Aunque esto parece obvio, es relativamente reciente que se incorporan estos enfoques a nivel metodológico.

¿Por qué hasta ahora y por qué no es absoluto?

En el mundo actual la economía ambiental, a nivel general es un área nueva. Aún hoy hay muchísimas discrepancias sobre las maneras más apropiadas de medir estas variables y  cómo considerarlas. Costa Rica, en realidad realiza un esfuerzo relativamente pionero al incorporar estas estadísticas en su sistema de información.


En fin, la publicación de las primeras cuentas ambientales es un paso en la dirección correcta, como esfuerzo pionero que es, aún falta todavía mucho para poder consolidar la publicación regular de indicadores relevantes, consistentes y que cuenten con la credibilidad necesaria. Todo esto representa muchos retos a venir, pero sin duda, esta noticia es motivo de celebración.

Link a las cuentas: Aquí

Wednesday, May 18, 2016

Contra argumentos al no reconocimiento del matrimonio igualitario

En conmemoración de la semana contra la homofobia, lesbofobia y transfobia he decidido presentar los tres argumentos que más he escuchado para no reconocer el matrimonio igualitario y  explicar porque me parecen insuficientes y, francamente absurdos.

1)  El matrimonio igualitario está en contra de Dios (Comprendido dentro del cristianismo).

No pretendo entrar en el debate teológico de si es cierto o no que la homosexualidad está en contra de Dios o de la Biblia, lo que si pretendo es explicar porque, aun cuando esto fuera cierto, resulta un motivo insuficiente para prohibir el matrimonio igualitario, al menos en el mundo occidental. Hoy nuestro sistema legal se basa en la idea de que las personas tienen derechos, no en la idea de que se debe seguir una moral religiosa, el estado interfiere para otorgar o asegurar estos derechos, no para imponer la visión de una determinada religión, por esto muchas cosas que se consideran ‘‘pecados’’ no son delitos (mentir, engañar a la pareja, etc.). Del mismo modo, el estado no fuerza a nadie a ir a misa los domingos o a cumplir con el ayuno de cuaresma. Si prohibiéramos algo porque está ‘‘en contra de Dios’’, el divorcio, el sexo prematrimonial  o fuera de matrimonio y muchas otras cosas estarían prohibidas, al mismo tiempo que forzaríamos a mucha gente a seguir una religión en la que no cree (violando la libertad de religión). Así que el hecho de que algo esté en contra de una determinada religión, aun cuando esta sea la oficial, es insuficiente para prohibirlo o no reconocerlo.


2) Redefine los conceptos de familia y matrimonio que son la base de la sociedad

Es cierto que, en Occidente, la familia se podría reconocer como la base de la sociedad, pero también es cierto que, tanto este concepto como el de matrimonio se expanden a más allá de una sola definición y, ambos,  han cambiado con el tiempo. Hoy en día se reconoce la familia como un grupo de personas que se unen por relaciones de filiación o de pareja (también se reconoce la adopción). Esto incluye familias mono parentales y familias mixtas. Más allá de esto, las convenciones alrededor de la familia y el matrimonio nunca han estado escritas en piedra, hoy en día es aberrante en Occidente pensar en matrimonios arreglados, forzados o donde una de las partes no haya sobrepasado cierta edad y en el pasado no era así. Estos son cambios que no encontramos negativos, entonces el hecho de cambiar la institucionalidad alrededor de estos conceptos no necesariamente implica algo negativo. Por ende este argumento también es insuficiente.

3) Es antinatural. (comprendiendo antinatural como algo contrario a la naturaleza o que se produzca sin intervención del ser humano).

Esto es simplemente falso ya que la homosexualidad ha sido documentada en cerca de 1500 especies, pero aunque sea cierto, al igual que el primer argumento, esto resulta insuficiente para negarle los derechos a las parejas del mismo sexo. De hecho, los seres humanos nos caracterizamos por hacer cosas que no son naturales, somos la única especie animal que en vez de adaptarse al ambiente adapta al ambiente a sus necesidades, que cultiva su comida y realiza labores de ganadería, que explota energía eléctrica, entre muchísimas otras cosas, que difícilmente se pueden achacar a ''la naturaleza''. EL hecho de que algo sea antinatural es, de nuevo insuficiente para prohibirlo.

Más allá de todos estos argumentos, negarle derechos a terceros, cuando otorgarlos no me afecta a mi ni a niguna parte de manera negativa, es un acto reprochable e injustificable. Y en este caso particular, no sólo carece de sentido, sino que es  un acto indudablemente homofóbico.

Thursday, January 21, 2016

El suplicio de salir a la calle

El pasado 6 de octubre, Gerardo Cruz denunció en redes a un hombre que presuntamente grababa bajo la falda de una joven. Un día después Gerardo fue apuñalado y, ultimadamente, murió como resultado del ataque. En medio de la discusión que generó el incidente, varias mujeres compartieron sus historias de acoso callejero, este artículo fue escrito en base a esos testimonios.


Valeria era tan sólo una niña cuando fue abusada sexualmente por un familiar político. Cómo si ocupara un recordatorio de esto, cada día cuando camina por San José, miradas, improperios, o hasta intentos de tocarla la llevan de vuelta a este episodio de su vida.  Valeria es sólo una de las muchísimas mujeres que día a día se enfrenta al acoso callejero en nuestro país. Una realidad que sistemáticamente hemos decidido ignorar como sociedad y aunque hace menos de un año todos nos impactamos con el caso de Gerardo Cruz, poco se concretó a la hora de la verdad.

Las historias vienen en todos los colores pero tienen varios patrones comunes: la violencia, la apropiación forzosa del cuerpo y del espacio personal, el irrespeto... A veces son miradas lujuriosas, a veces son palabras inapropiadas, a  veces es peor.

No sólo Valeria carga con historias a sus espaldas. A Marcela un desconocido se detuvo para enseñarle el pene en el portón de su casa cuando tenía menos de diez años. Un amigo de la familia de María la hizo tocarlo  cuando ella tenía tan sólo 10 años. Si bien estas historias no suceden en espacios públicos, María las recordó cuando un hombre mayor intentó tocarla diciéndole ‘‘rica’’ en las gradas de un Más por menos y Marcela cuando en vez de asaltarla la obligaron a dar un beso o cuando la tocaron en el bus.

Las edades tampoco protegen. Desde pequeñas las mujeres costarricenses deben saber qué es el acoso, ya sea porque lo ven cuando le ocurre a sus madres (cómo a Mariana o a Xime) o porque lo viven en carne propia, aun siendo muy niñas, como le sucedió a Lina. También lo sufren muy adultas, como a la mamá de Mónica, que le tocó la nalga un tipo que podría tener la edad de su hijo.

 En los buses le  han susurran improperios al oído a Isabel y a Mónica. A Catalina le preguntaron ‘‘¿Cuánto cuesta usted?’’ y se le han masturbado en frente. Lo cual no es tan poco común. A Irene, Natalia y a Isabel también les ha pasado. En fin, la lista puede continuar pero el problema es más profundo.

El problema es que, aún hoy, muchos ven a las mujeres como objetos sexuales, no como personas. Cómo cuando los intereses profesionales de Mariana chocaron con que sólo querían tener sexo con ella, cuando a Mónica le atribuyen sus logros profesionales a ‘‘ser mujer’’ o cuando simplemente se burlan tras el ultraje.

Lo cierto es que, para muchas, caminar por San José, es un suplicio. Rebeca dejó de ir a hacer deporte en La Sabana porque un hombre la filmaba. Natalia no pudo trabajar un día por el acoso que recibió y Laura corrió donde un guarda y pidió que la recogieran porque un carro la perseguía. Siempre se debe pensar en la vestimenta (aunque, probablemente igual alguien grite un improperio), en si gastar dos mil colones por un taxi para no aguantar lo que pueda pasar en el bus, en por donde irse, como seguir el día. Siempre está en la mente el sentimiento de inseguridad.

Si bien Cristina pudo narrar su historia y tras un tedioso proceso su caso no quedó impune. Las autoridades estiman que las denuncias son increíblemente bajas en comparación con la cantidad real de casos. Según el Segundo Estado de Derechos delas mujeres en Costa Rica, al menos el 79,1% de mujeres ha sufrido algún tipo de hostigamiento en espacios públicos.

Pero quizás lo más grave de todo esto, más allá de que ocurra todos los días y a todas horas, es que lo vemos como algo normal. A Lina su propia madre le dijo que no debía vestir así y por dos años de colegio utilizó un pantalón dos tallas más grande, a Natalia sus propios familiares le han dicho que exagera.  A Melissa le dijeron un discurso recurrente: ‘‘es culpa suya por vestirse así’’. Siempre se minimiza el acoso, llegando a un punto en que hasta las propias víctimas lo normalizan.


Cómo dijo mi amiga Silvia ‘‘No es posible que sentir miedo por andar en vestido, o tener que caminar rápido para ‘‘escapar’’ de una fila de hombres en el borde de una acera gritando cosas, o que incluso haya que cerrar la ventana del carro porque el conductor de al lado comienza a tirar besos al aire, y otros gestos que rayan en lo obsceno, sea la normalidad a la que una mujer, en pleno siglo XXI se tenga que afrontar’’.

*La identidad de la mayoría de las personas que dieron su testimonio está protegida, los nombres no corresponden a los nombres verdaderos.


TESTIMONIOS

Silvia                                          Valeria                                            Marcela

Isabel                                         Cristina                                            Laura

María                                         Natalia                                              Irene

Mariana                                      Rebeca                                             Melissa

Maria José (Xime)                        Lina                                                Mónica

 Catalina




Wednesday, January 20, 2016

El silencio es lo más difícil de asumir


Según el Ministerio de Salud las agresiones sexuales fueron el principal tipo de abuso en el 2014 y de acuerdo con el Segundo Estado de Derechos de las mújeres en Costa Rica  al menos el 79,1% de mújeres ha sufrido algún tipo de hostigamiento en espacios públicos


Valeria (identidad protegida) camina por San José con la esperanza de que no le griten improperios, de que no la miren con indecencia, de que su día continúe tranquilamente, pero, al igual que cualquier mujer costarricense, sabe que las probabilidades están en su contra. Lo más seguro es que recibirá un pequeño recuerdo de un pasado que ha luchado mucho tiempo por enterrar.

De muy niña, una persona de confianza quiso apropiarse de su cuerpo. Más de veinte años después, las cicatrices de esa noche todavía duelen. Aun cuando su cara no lo muestre y su vida transcurra como la de cualquier joven profesional exitosa, este ‘‘monstruo’’ reaparece cada vez que desconocidos (con ‘‘piropos’’, miradas y hasta intentos de tocarla) reclaman un pedazo de su intimidad. Tras los eventos alrededor de la publicación en redes hecha por Gerardo Cruz,  Valeria decidió compartir un texto y unas cuantas palabras sobre su historia y el tema del acoso callejero.

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Me dijo: “Tengo un monstruo en el armario
tendrás que acompañarme hasta la cama
no pienses que estoy loca, no hagas caso
son restos de una infancia mal curada”
Tranquila con los medios no se juega
y a mí la oscuridad ya no me asusta
termínate la copa y vamos fuera
no voy a abandonarte a estas alturas.

Luis Ramiro



Vivo con un monstruo en el armario
se mudó la noche vieja que anticipaba el amanecer de 1995.

A veces se ocultaba tan bien que lograba olvidarlo por un tiempo
pero regresaba. Y con él el miedo. 

Lo tuve tan cerca, lo observé tanto, le temí tanto
que descifré su fortaleza: el silencio.

Yo no soy la única que tiene que convivir con él
yo no soy la única a la que quebraron, 
yo no soy la única que sintió miedo y guardó silencio.

Cada agresión es un nuevo espacio abierto en el armario
y cada silencio permite al mercado de bienes raíces expandirse
no nos permitamos ser agentes del miedo.  


Cuando tenía 4 años un familiar político me abusó, amenazó con lastimar a mi familia si yo decía algo. Es un gran secreto para una niña tan pequeña. Fue ahí cuando el monstruo se mudó conmigo. Un año exacto después, cuando regresamos al mismo lugar a la tradicional noche vieja tuve un ataque de pánico. Las personas a las que les conté me obligaron a guardar silencio para proteger la estabilidad de la familia, para evitar una ruptura. Pero ese silencio tuvo un alto precio, me dejó rota por dentro. 

Las agresiones se dan todos los días, como oscuros secretos o como gritos en la calle. Y el silencio es su mayor cómplice.


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¿Cómo podemos ligar lo que a vos te pasó con el tema del acoso callejero?

En  lo que a mí respecta, creo que la violencia sexual contra la mujer empieza demasiado pequeñas y creo que la gente no termina de entender que el acoso callejero es una agresión sexual tan reprochable como cualquier otra agresión. Si querés que te cuente una historia de acoso callejero yo tengo ocho mil, pero creo que esta (la que compartí) es la que más me afecta.


Cuando te han pasado este tipo de situaciones ¿Qué tanto te hace recordar o te golpea en el sentido de la agresión que sufriste?

Creo que mucho, porque siempre es como un recordatorio ¿sabés? Es cómo un recordatorio de que alguien más quiere poseer el cuerpo tuyo y de que alguien más quiere hacerte un daño o que te  imagina de una manera que no quieres que lo haga. Cada vez que pasa es inmediatamente un recordatorio, por más que quiera evitarlo.

Por lo menos a mí me da mucho miedo todo el tiempo, porque no sé  hasta qué punto estas personas que te dicen esto en la calle también le están haciendo un daño a alguien en otro ámbito. No sé en qué punto se detiene esto.


Lo que te entiendo es que este tipo de cosas proyectan lo que te pasó a vos, o sea lo ves como parte de un mismo problema, como parte de un todo…

Sí, ambas son agresiones sexuales, ya sea un grito en la calle o lo que me sucedió a mí, entonces yo creo que inevitablemente cuando alguien sale gritándome en la calle, cuando alguien quiere poseer mi cuerpo con palabras, irremediablemente lo veo ligado a lo que me sucedió; porque así es, siento agredida mi intimidad. Siento la misma impotencia de no estar protegida, de no poder hacer nada, y además siento miedo de que esa persona que me está agrediendo en la calle en ese momento es un potencial agresor en todo sentido.

Cómo que nunca sabés en qué momento se detiene esa cadena. Da impotencia y miedo definitivamente un recuerdo a lo que me sucedió. La ley nunca me pudo respaldar cuando a mi me sucedió lo que me sucedió y no me respalda ahora con el acoso callejero tampoco, entonces siempre terminás sintiéndote indefensa ante una agresión sexual en cualquier ámbito. En el ámbito íntimo o en el de la calle.


¿Qué tan a menudo sentís que te ves expuesta a este tipo de situaciones donde te sentís impotente y agredida?

Pasa cada vez que caminas por la calle, si pusiéramos un contador, sería absurda la cantidad de veces a la semana que escuchás un improperio de alguien en la calle.  Incluso terminás tomando decisiones en función de evitar agresiones, a veces prefiero ir en carro solamente para evitarme esas molestias y terminás así, encerrándote.

Creo que el principal problema es ese, es una cuestión cultural que, al final de cuentas,  uno termina tomando medidas para protegerse una, en vez de poner las demandas porque el país no tiene ningún tipo de acogimiento legal que sea realmente efectivo para estas situaciones. Es decir, podés poner una demanda, yo he puesto un montón pero de ahí a que realmente concluya en algo… nunca pasa. Entonces es una cuestión súper repetitiva y hasta que no hagamos algo para solucionarlo en serio y hasta que no haya un marco legal que acoja el acoso como algo serio, creo que las mujeres vamos a seguir escondiéndonos.

Yo sé que esas cosas hay que enfrentarlas pero realmente es super difícil, especialmente cuando ya tienes una situación detrás que te afecta mucho. Es super difícil enfrentarse a esto siempre y ser fuerte. A veces uno simplemente no está en el humor y prefiere irse en carro.


¿Ha habido alguna situación particular que te haya llevado a  recordar lo que te pasó o que te haya llamado la atención por ser más agresiva de lo común en el ámbito público?

Creo que hay varios niveles. A veces te gritan cosas y te dicen algo cochino y creo que ese es como el nivel más bajo al que estas expuesta. Ya algo más agresivo es cuando intentan tocarte, te tocan el trasero, tratan de tocarte una teta en el camino, y creo que ya ahí es mucho más fuerte. Recuerdo una vez en la Avenida Central que un chavalo se me lanzó encima para tocarme y sí, definitivamente cuando ya pasa al ámbito físico se vuelve mucho más agresivo que cuando te están nada más diciendo obsenidades. Obviamente en ninguno de los casos es justificable pero sí se vuelve más físico es más fuerte, y eso es mucho más difícil de manejar para mí porque me recuerda la agresión que tuve. Obviamente, aún si eso no hubiera sucedido (el abuso cuando era niña) ya una agresión sexual física es muhco más intimidante.


¿Alguna vez te has enfrentado a las personas que te gritan o te intentan tocar?

Así como golpearlos no, he gritado, una vez empecé a gritar fuego porque es lo que siempre te recomiendan que grités, porque la gente no ayuda cuando gritas auxilio.

Otra vez que había un chavalo en el bus que estaba tratando de restregarse conmigo, era sumamente asqueroso, esa vez recuerdo que traté de quitarme y nunca dije nada. Todavía cuando vuelvo a pensar en esa ocasión como que me arrepiento de haber tomado esa decisión, como que debí de haberlo expuesto y haber dicho algo.

Creo que violentamente no reaccionaría a menos que ya estuviera en riesgo mi persona, aprendí MMA y técnicas de defensa personal como parte de enfrentar y superar mi pasado y eso me da más tranquilidad ahora. Una reacción violenta sería en caso de que se esté violentando físicamente mi intimidad y que necesite defenderme, pero si los he expuesto algunas veces. Me causa un poco de ansiedad eso de gritar en la calle, me hace sentir muy expuesta a mí también.


¿Si pudieras describirme cómo es el sentimiento justo después de haber vivido estas situaciones, cómo lo harías?

Creo que es una mezcla de sentimientos, por un lado te sentís frustrada de no sentir que podás hacer algo realmente útil para que esto se detenga. Me siento también enojada porque es alguien que está tratando de meterse con mi intimidad y está tratando de tomar posesión de mi cuerpo. Me siento triste porque empiezo a perder la esperanza en que estas cosas cambien y creo que más que todo es frustración y dolor de que estas cosas sucedan y de que las mujeres nos veamos violentadas todo el tiempo y de que no podamos hacer nada. Es una frustración súper fea.

Y con la situación que ocurrió de Gerardo Cruz* en las pasadas semanas ¿Cómo te sentiste?

Ojalá que la gente no termine por olvidar esto, pero la memoria a veces suele ser muy breve. Me alegró mucho que se pudiera poner en la agenda el hecho del acoso callejero, pero la situación a la vez me entristeció mucho. El tema del acoso callejero y de cualquier agresión sexual es algo que para mí es muy sensible, y cuando empecé a leer los comentarios de la gente culpando a las mujeres y a ver los acercamientos de los medios con esas noticias victimizando al agresor, no sé si me terminé por defraudar o si me quedó algo de esperanza, porque yo creo que mucha gente si se cuestionó lo que estaba sucediendo, y se habló del tema y se analizó por lo menos.

Pero fue triste porque vi muchos comentarios de pesonas que decían: ‘‘bueno si pero esas personas son víctimas también’’ o “ellas andan chinguitas en la calle..’’ Es como absurda esa forma de pensar. Yo veo un chavalo sin camiseta corriendo por la sabana y no le grito ‘‘papi rico lo que sea…’’

Tal vez estoy sesgada porque me afectan más los comentarios negativos y los engrandezco más, pero si vi que demasiadas reacciones terminaron por volver a culpar a las mujeres de esto. Si bien el tema se puso en la agenda nacional creo que muchas mujeres terminaron por tener más miedo, porque recuerdo escuchar a un familiar decir: ‘‘bueno vea lo que pasa a las mujeres por andar chingoletas.’’ 

Al final lo que todo este boom mediático del caso de Gerardo fue que todos nos sintiéramos inseguros, porque inicialmente él solo lo puso en en la agenda pero luego terminó siendo apuñalado, entonces eso genera una sensación de muchísima más inseguridad y las autoridades no pudieron, o no han podido, esclarecer que fue lo que sucedió y dar justicia.

Todos hablamos de esto y dijimos cuan injusto era, pero al final de cuentas, el chavalo que grabó a la chica no fue acusado, Gerardo terminó en el hospital apuñalado, sus hijos no tendrán con ellos a su papá. Y las mujeres terminamos sintiendo al final es que hay un problema, todos lo reconocemos y ya… terminás igual, terminás con las mismas herramientas que empezaste, sabiendo que hay un poco de puercos en la calle que pasan haciendo y diciendo cosas asquerosas,  que te quieren grabar, que te quieren decir cosas, que te quieren manosear y sin ninguna herramienta  para combatirlo porque no podés acudir a ningún marco legal efectivo. Cuando hacés una demanda tenés que esperarte como 6 u o 8 meses y creo que las estadísticas dicen que como un 25% o menos de esos casos son los que terminan en alguna condena y el resto se quedan tirados, y yo quisiera saber cuantos son los casos que realmente se demandan de los que suceden todos los días.

Si bien me pareció grandioso que se pusiera en la agenda publica el tema, me terminó pareciendo como algo pasajero, me desesperanzó en realidad porque terminó siendo  una situación en que las personas víctimas salieron perdiendo y no hubo ningún movimiento legal.

Y creo que va más allá, por ejemplo cuando yo tenía cinco años me abusaron y mi mamá y mi tío por guardar el equilibrio de la familia me dijeron que no podía decir nada a nadie más, ni de la familia ni fuera. Ya más grande, cuando las repercusiones de lo que había sucedido se volvían más grandes que yo, tuve que sacarlo de mi sistema. Recuerdo que fui a la policía y puse la denuncia, y me dijeron que habían pasado diez años de lo sucedido y el crimen estaba prescrito. Y recuerdo al oficial diciéndome que de todas maneras las posibilidades de que la denuncia se hubiera convertido en sentencia si la hubiera hecho cuando sucedió la agresión, eran mínimas. Y lo que me recomendó fue tomar la justicia por mi cuenta. Y recuerdo al oficial diciéndome eso y yo perpleja. 

Yo entiendo que ya pasó pero ¡cómo los mismos oficiales de entrada pueden decirte que el sistema legal que existe no te protege y no te hubiera protegido en ese entonces! Creo que al final eso es lo que me deja toda la situación de Gerardo, sentir que no hay nada en Costa Rica que proteja a las mujeres de esto y que a pesar de que se puso el tema en agenda, no apareció ninguna propuesta que nos proteja más adelante.

A mí me gustaría de verdad hacer algo, en este momento yo no me siento tan estable emocionalmente como para abrir esa herida todavía de manera tan expuesta, pero si quisiera, eventualmente, que pudiéramos dejar el tabú y que la gente estuviera mucho más dispuesta en estos temas, dispuesta a proponer algo y a escuchar sin prejuicios. Yo creo que si culturalmente no cambiamos y si legalmente no establecemos un marco que permita el castigo de estas situaciones, no va a cambiar nada.

El silencio que solemos guardar cuando estas cosas pasan es lo más difícil de asumir y el principal enemigo, guardamos silencio cuando a alguien le gritan improperios en la calle, mi familia me pidió que guardara silencio cuando me agredieron, y ese silencio y esa falta de marco legal y el desinterés del gobierno y de la gente por concretar un marco legal que nos proteja es lo más difícil de asumir después de que se pusiera el tema en agenda.