Saturday, November 29, 2014

La portada de Gollo, el cierre de medios y el ideal de periodismo

Viernes 28 de noviembre del 2014,  viernes negro. Para muchos comunicadores, no es sólo una cuestión de descuentos en las tiendas. El negro también se da porque el periódico de mayor circulación en el país se dejó hacer una ''portada falsa'' como publicidad para la tienda de electrodomésticos ‘‘Gollo’’, un golpe simbólico al periodismo. La insigne portada, la codicia de la sala de redacción, reservada sólo para los grandes eventos y las noticias más importantes del día, opacada por publicidad. Por si fuera poco, hace menos de un mes se anunció el cierre de tres medios del mismo grupo corporativo (entre ellos la revista de arquitectura más importante del país) dejando a 100 personas sin trabajo. ¿Qué nos dice esto?

Podemos rasgarnos las vestiduras y gritar a diestra y siniestra que los medios nos han decepcionado, refugiarnos en las aulas de las universidades para atacar a Grupo Nación y maldecir una y otra vez a la condenada civilización del espectáculo (parafraseando a Vargas Llosa) o podemos admitir algo sencillo: La noticia, como tal, no vende.

Como periodistas, en muchas ocasiones hemos fallado en entender que las empresas  de medios y el mundo no tienen porqué responder a nuestras exigencias. El periodismo ideal, con libertad de expresión y de contenido, independiente y sin presiones comerciales, es en el mundo actual insostenible, y poco hemos hecho los periodistas por sostenerlo.

‘‘Terrible lo que hizo Grupo Nación’’, ‘‘esto fue un ‘‘golazo’’ de Gollo al periódico’’ y otros comentarios de esta índole han poblado mi sección de noticias en facebook pero yo pregunto ¿Desde cuándo Grupo Nación es una Organización sin fines de lucro? Estoy seguro que sus buenos beneficios habrán facturado por la dichosa portada. El cierre de tres medios y el camino que algunos medios nuevos han terminado por tomar, no son precisamente alentadores.

 Mantener a flote negocios que reportan pérdidas o no generan suficientes ganancias para justificar su existencia no es obligación de ninguna empresa. Tampoco lo es negarse a cerrar un negocio de ‘‘portada falsa’’ por orgullo a un idealismo insostenible. Esto puede no corresponder al  ideal de dar información de calidad a las personas, ni representar las mejores prácticas periodísticas, pero si son concordantes con las prácticas de una empresa como cualquiera, sea esta de medios o no.

El hecho de que periodistas talentosos y de gran valor profesional se queden sin trabajo, o de que la portada ya no sea ‘‘sagrada’’ lo que nos dice es que llegó la hora de replantearnos las maneras de comercializar la información. Si realmente queremos dar acceso a contenidos de calidad, estamos fallando en la manera de venderlos.

Que se favorezca la cantidad de clicks sobre la calidad del texto o la publicidad sobre la noticia no es culpa de los medios y flaco favor hacemos maldiciéndolos. Si el trabajo de calidad vendiera, SuCasa no habría cerrado y no tendríamos que enfrentarnos día a día a medios que parecen más sitios de comedia en internet que formas de informarse. Si los consumidores de medios buscaran noticias, la portada no habría sido publicidad. Algo está fallando y poco hacemos para cambiarlo.

Como periodistas somos vulnerables a los mismos cambios a los que toda la humanidad está sujeta. Si nos negamos a cambiar nuestras formas de mercadear y crear la información, estaremos condenándonos a ver cambiar la forma en que nos emplean o incluso a ver desaparecer nuestra profesión. Aprender a generar contenidos con valor agregado, que se diferencien de lo que un consumidor pueda encontrar en twitter o en los rumores de facebook, podría ser el primer paso, pero no el único, no basta con generar el valor agregado, hay que saber venderlo.

 Si alguna vez esta profesión se jactó de ser formadora de la sociedad, es el momento de probarlo. No se vale decir que esto nos agarra por sorpresa ni tampoco seguir intentando replicar nuestro ideal de periodismo en las plataformas tradicionales esperando tener resultados diferentes  para después quejarse por el fracaso. Lo que si se vale es producir algo que el consumidor halle útil y encontrar la forma apropiada de venderlo. La gente necesita información ahora más que nunca, pero también puede acceder a ella ahora más que nunca y si los periodistas seguimos fallando en suplir esa demanda haciendo el periodismo que queremos es o porque el periodismo está condenado a morir o porque estamos fallando en acomodarnos a los cambios, a mi me gusta pensar que es la última.