En vista de que 30 minutos es demasiado tiempo para dedicárselo al
bienestar de una democracia, le prometo que tardará menos leyendo este pequeño
artículo sobre las concesiones del espectro radioeléctrico y la nueva ley que propone el Tribunal Supremo de Elecciones
(TSE).
La situación es sencilla, el TSE está sugiriendo aprobar una nueva
legislación que le concede 30 minutos gratis de propaganda en radio y
televisión (regulada por el tribunal) a los partidos políticos en campaña
electoral. Ante tal arrebato de su precioso tiempo televisivo, los empresarios
de los medios de comunicación no han tardado en atacar la iniciativa, pues resulta (para ellos)
‘‘abusiva’’.
Aclaremos algo, el espectro radioeléctrico es un bien público que se da en
concesión para su mejor aprovechamiento en beneficio del pueblo. La idea es que
el estado no puede, ni aprovecharlo, ni asegurar la libertad de expresión al
monopolizarlo, por lo que se lo da a un ente privado. Este lo administra y
obtiene ganancias por ello. Es un juego de ganar-ganar, todo en aras de
proteger el derecho de las personas de recibir y dar información.
El derecho a la información (al igual que el derecho a la salud o a la
educación) es vital para una democracia y merece un tratamiento especial que no
ha gozado en Costa Rica.
Es precisamente por estos dos argumentos en conjunto (el tratamiento
especial del derecho a la información y la naturaleza pública del espectro
radioeléctrico) que se justifica el ceder 30 minutos de propaganda política regulada por el TSE a
los partidos políticos que participan en la mayor celebración democrática de
nuestro país.
Si bien una concesión, para funcionar, debe ofrecer ganancias a la empresa
privada que lo administra, los medios difícilmente ven amenazado su negocio
cuando deben pagar impuestos de menos de ciento cincuenta mil colones por el uso anual del espectro,
recibiendo al mismo tiempo millonadas en venta de publicidad cada día.
El limitar el uso de medios de comunicación masiva a quien pueda pagarlo
sólo se justificaría si el derecho a la empresa privada se sobrepone al derecho
a recibir información, lo cual, de establecerse, dejaría mucho que desear de nuestra
democracia. Lejos de preguntarnos si se debe otorgar el espacio, deberíamos
preocuparnos por la regulación que el Tribunal dé a este.
Más allá de una discusión sobre uso del espectro, estamos hablando de un
modelo de comunicación masiva que responda a los intereses del pueblo, pero resulta
que limitar a los medios a recibir ingresos millonarios tan sólo durante 23 horas
y media al día es un abuso. En fin, para no ser un ‘‘abusador’’ espero haber
cumplido mi promesa y que sea posible leer esto en menos de 30 minutos.
Ojo el dato
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