Viene la emoción, la parafernalia, los medios preparan sus cámaras y vamos
todos a ver a las celebridades y a sus vestidos. Viene el primero de mayo, un
evento cada vez más emocionante.
Debemos aplaudir y agradecer a nuestra querida Presidenta, Laura
Chinchilla, y a todos los diputados de la Asamblea Legislativa, por traer a
Costa Rica un show de primer nivel, una exquisitez de entretenimiento nunca
antes visto, pues es innegable que la calidad del espectáculo que representa la
elección de directorio legislativo ha mejorado desde que este gobierno tomó las
riendas del país.
Nunca antes se había sentido tanta emoción. Desde la cobertura de los trajes y
el vestuario de lujo que traen los legisladores, con el siempre atrevido
Villalta y la siempre glamurosa
Bejarano, hasta los redoblantes del
final por saber quién ocupará el directorio legislativo, todo se confabula para
llevar las pasiones y los sentimientos a sus límites.
Recordemos nada más, por un momento, como eran estos eventos antes. Los
diputados llegaban, de manera ordenada presentaban sus propuestas, votaban y
teníamos directorio legislativo. En la mayoría de los casos los candidatos
hasta parecían tener líneas congruentes a seguir y no buscaban tomar las sillas
sólo para tener el poder (o en su defecto, para evitar que otro lo tenga).
¿Puede haber acaso algo más aburrido?
En cambio ahora hay gritos y acusaciones, los diputados se resienten y
quieren llegar al directorio para poder sentarse en las sillas bonitas de la
Asamblea. Hay pasión, drama y entretenimiento. La incertidumbre de que todo
cambie o que suceda algo inesperado está latente todo el tiempo y la historia
tiene los giros más descabellados que se nos puedan ocurrir. Ni siquiera los
mejores guionistas de Hollywood podrían escribir una historia más emocionante.
Por eso preparémonos para este primero de mayo, una fecha especial, en que tomamos
el control del televisor y sintonizamos el plenario legislativo todo el día.
Disfrutamos de un show único en el mundo y sin comparación. Es un día para dejarse
llevar por la emoción, aplaudir, llorar, reírse y gozar… Al fin y al cabo no es
como que se decida nada importante, sólo la dirección del Primer Poder de la República.
David Ching
2013
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