El pasado 12 de abril el Primer
Circuito Judicial de San José absolvió a tres de las personas acusadas por ‘‘alteración
del orden público’’ debido a las protestas en defensa de la Caja Costarricense
del Seguro Social del 8 de noviembre del 2012. La trascendencia de esta sentencia
no puede pasarse por alto, pues representa un logro importante para la libertad
de expresión y el derecho a la protesta de este país.
En un momento donde los esfuerzos
de los medios de comunicación dominantes junto el aparato estatal coartan para
criminalizar y deslegitimar la protesta social y los esfuerzos ciudadanos,
nuestro sistema judicial responde dándole un respiro a nuestro derecho a
manifestarnos como ciudadanos.
Son este tipo de sentencias las
que nos hacen pensar que aún hay esperanzas, y que todavía se puede luchar por
las causas que defendemos.
Quienes se manifestaron frente a
la Caja Costarricense del Seguro Social son jóvenes comprometidos, estudiantes
universitarios y ciudadanos valientes que se han atrevido a salir a las calles
cuando su país más lo requiere. No son alteradores del orden público ni mucho
menos criminales.
Por otra parte, la fuerza pública
costarricense intentó justificar hasta el final sus acciones por más inadmisibles
que estas fueran, criminalizando a las víctimas de su propia represión.
Al final, quien verdaderamente ha
perdido legitimidad en este proceso ha sido la propia policía que no conforme
con atacar indiscriminadamente a la ciudadanía cuando se manifestaba
pacíficamente buscó acusar sin argumentos a sus propias víctimas.
Es una pena que el estado haya
tenido que gastar recursos en defender un caso indefendible para cuidar la
imagen de su cuerpo de represión, sin embargo, al final los organismos
judiciales respondieron con coherencia y no cayeron en la trampa mal elaborada
del ministerio público. Ni los medios de comunicación dominantes, ni el aparato
estatal pudieron legitimar la injusticia y el poder judicial dio un mensaje
claro: ‘‘Quienes se preocupan por su país, nunca deben ser tratados como
criminales’’.