La situación cambiaria y financiera del país está cada vez en un punto más riesgoso, eso no es ningún secreto. El déficit fiscal, las altas tasas de interés y la entrada de capitales en dólares están poniendo a Costa Rica en una situación que si bien, no es Grecia, podría llegar a serlo si no se hace algo pronto. Es precisamente en estos momentos cuando uno esperaría que los dirigentes trataran de actuar con calma, ignorar las presiones políticas y hacer lo que al parecer, es lo mejor para el país. Desafortunadamente eso no es lo que ha sucedido estos días.
Todo indica que el Banco
Central de Costa Rica (BCCR) ha sido tomado por intereses políticos, el tipo de cambio, la inflación
y demás variables asociadas a la política monetaria no parecen ser manejadas
desde la autonomía de un equipo de dirigentes, sino desde las cámaras empresariales
y exportadoras. Si bien no soy crítico del lobby ni la estrategia política,
esto sin duda alguna puede tener consecuencias nefastas para la población
costarricense.
Contexto
Una moneda (al igual que un bien
o un servicio) fija su precio dependiendo de la oferta y la demanda que tenga.
Si, por ejemplo, mucha gente desea tener sus cuentas en colones la demanda de colones
aumentará y esto hará que el colón aumente su precio y entonces se ocuparán menos
colones para obtener un dólar. Esta, precisamente, es la situación actual de
Costa Rica.
El problema con esto es que el
sistema cambiario de Costa Rica obliga al Banco Central -entidad encargada de la
política monetaria- a tener siempre el dólar por encima de 500 colones (lo que
llaman la banda inferior) y esto solo se puede cambiar si migramos a otro
sistema de tipos de cambio, es decir, dejamos que el Tipo de Cambio se
establezca libremente -conforme a su oferta y su demanda- o bajamos esta banda
inferior, permitiendo que el dólar se establezca más bajo.
¿Por qué se querría un dólar más
barato? Como veremos más adelante, las medidas que pueda tomar el Banco Central
para mantener el colón dentro de la banda pueden tener consecuencias
peligrosas y contraproducentes para sus objetivos, su credibilidad y su salud.
Inflación
Entre las principales labores del
Banco Central está el manejo apropiado de la inflación, esto ya
que es ampliamente aceptado que la inflación (en el largo plazo) es una variable
típicamente monetaria. Por lo cual es responsabilidad del Banco Central.
Si el Banco Central hace que haya
un crecimiento continuo de la cantidad de colones en la economía pero este no
se refleja directamente en un aumento equivalente de la producción de bienes y
servicios, cada vez habrá más dinero para una cantidad relativamente menor de
bienes y servicios, haciendo que el dinero valga menos y se ocupen más colones
para comprar la misma cantidad de productos. Así es como nace la inflación
(aumento sostenido de los precios con el paso del tiempo).
Actualmente el Banco Central, ha
adoptado un sistema de ‘‘metas de inflación’’ en el cual se compromete a
mantener la inflación por debajo de una meta previamente establecida. Es decir, en el sistema actual, el Banco Central basa su credibilidad en
mantener la inflación por debajo de cierto nivel.
Autonomía del Banco Central
Mucho se ha escrito sobre el tema
de la necesidad de tener un Banco Central autónomo. Esto es, una entidad que
maneje la oferta monetaria respondiendo a sus metas y objetivos. No a los
intereses políticos de los gobernantes o de un grupo político en particular.
Esto porque la política monetaria (al menos en un corto plazo) se considera una
herramienta sumamente poderosa.
Por otra parte, la credibilidad
de un Banco Central es necesaria para el funcionamiento adecuado de la
economía. La especulación con respecto al comportamiento de una moneda puede
causar hiperinflaciones, reducciones del crecimiento, impactos en el consumo y
la inversión y otra gran cantidad de problemas graves (tal como ha pasado más
de una vez en Argentina).
Así, el cumplimiento de estas ‘‘metas
de inflación’’ resultan una manera idónea de mantener la credibilidad. El
Central dice que va a hacer algo, lo cumple, la gente le tiene confianza y le
tiene confianza a la moneda y todo funciona bien. Sin embargo, cada vez está
resultando más y más difícil para el Banco Central cumplir esta meta de
inflación. La respuesta al porqué de esto está en el tipo de cambio.
Actualmente hay un aumento
importante de la demanda de colones (las razones no son claras y hay
explicaciones oficiales y extra oficiales al respecto). Como vimos
anteriormente el Banco Central debe mantener el dólar por encima de 500
colones, el problema es que si la interacción entre la oferta y demanda lo
establece por debajo de esta banda, el BCCR debe intervenir en la oferta
monetaria. ¿Y cómo lo hace? Ofreciendo (es decir colocando) más colones, así se
abarata el colón y se mantiene por encima de 500. ¿Cuál es el problema con
esto? Que colocar colones, aumenta la oferta monetaria y compromete las metas de inflación.
¿Cuál sería la solución ante esta
situación? Pues hay varias opciones, todas con sus pros y contras. Por un lado se podría ignorar
las metas de inflación, por otro lado podría cambiar el sistema de tipo de
cambio. Y ¿qué ha decidido hacer el BCCR? Restringir el crédito* (lo cual es una manera
de restringir la oferta monetaria).
La toma del Central
Existen varias razones para
pensar que nuestra entidad monetaria no quiere afectar las metas de inflación.
Por un lado el propio Presidente del Banco Central, Rodrigo Bolaños, ha dicho
en diversas ocasiones que mantendrá el sistema de ‘‘metas de inflación’’. Por
otro lado, esta entidad ha cumplido con relativa rigurosidad dichas metas por
los últimos años, pero no los suficientes como para generar la credibilidad
necesaria para una economía estable. Un incumplimiento de las metas a estas
alturas, sería ‘‘borrar con el codo lo que han hecho con la mano’’ y afectaría
severamente la credibilidad del Central, lo cual, como vimos anteriormente, tiene
consecuencias negativas.
Lo que no existe es una razón
clara -suponiendo autonomía del BCCR- para no liberalizar el tipo de cambio (o
al menos bajar la banda inferior). Ahora si quitamos el supuesto de autonomía y
nos vamos a la página 15-A del periódico La Nación de hoy (viernes primero de
febrero) , empezamos a entender porqué el Central decidió no tocar nuestro
sistema cambiario. Hay un sector políticamente muy fuerte que se vería afectado
severamente de apreciarse el colón: Los exportadores.
Un exportador es alguien que vende productos locales en otro país, ellos obtienen su ganancia en divisas (como dólares) y las cambian por moneda local. Si hay un tipo
de cambio alto, los exportadores obtienen más colones por cada dólar que entra
al país y sucede lo contrario con un
tipo de cambio bajo (se obtienen menos colones por cada dólar). Al ser Costa
Rica un país pequeño, las industrias relacionadas con el comercio exterior
(importadores y exportadores) suelen tener mucho poder. Además los exportadores
(por razones históricas) han sido un grupo beneficiado por muchas décadas en
Costa Rica, lo cual ha hecho que sean políticamente muy influyentes.
Así, al analizar esto, parece ser que el Banco
Central decidió decir no a su autonomía y responder a los intereses políticos
de los exportadores. Prefirió restringir el crédito, tomar medidas
que afectan al sector financiero y la capacidad de financiamiento de los
individuos y dejarse manipular por un grupo político, adoptando una solución
rebuscada, poco clara, compleja y experimental (cosa que en la economía resulta
muy peligros), antes de actuar como debe hacerlo y como nuestra legislación lo
demanda (Según La Ley Orgánica del Banco Central y Constitución Política de la República
de Costa Rica).
Posibles consecuencias de
corto plazo
La decisión que tomó el Banco
Central podría tener consecuencias tanto en el corto como en el largo plazo.
Costa Rica ha tenido (por diversas razones) un aumento sostenido del gasto público y la manera de financiar este gasto ha sido en muchas ocasiones a través de deuda. Esto eventualmente ha hecho que el riesgo de impago de esta deuda sea cada vez mayor, por lo que los intereses que se cobran sobre la misma también lo son (si un agente tiene miedo de que no se le pague un monto fijado en un préstamo, los intereses sobre el mismo aumentarán para cubrir este ‘‘riesgo’’). Como gran parte de la inversión se financia con préstamos, las altas tasas de interés afectan la inversión haciendo que esta disminuya (tengo menos incentivos a pedir un préstamo si las tasas de interés que debo pagar por el mismo son altas). La falta de inversión afecta el crecimiento económico lo que afecta a la población en general.
Por todo lo anterior es claro que
las altas tasas de interés no son algo que beneficie ni a los gobernantes, ni a
los gobernados. Sin embargo, este problema (ya grave de por sí en la economía)
lejos de solucionarse, se puede exacerbar al establecer restricciones
financieras. Ni el gobierno, ni el público parecen estar dispuesto a restringir
su gasto ni su demanda por préstamos. Por esto el sector financiero se verá
afectado y muy probablemente traduzcan sus restricciones en un aumento en el
tipo de interés. (hay una disminución en la oferta crediticia, mas no en la
demanda).
Estas medidas además coartan la
capacidad de financiamiento de los emprendedores, generando cada vez menos
inversión y menos crecimiento. Lo que nos deja un panorama macroeconómico cada vez
más complicado y riesgoso.
Posibles consecuencias de
Largo Plazo
Las consecuencias de la medida
optada por el Banco Central en primera instancia son graves, sin embargo las
medidas a largo plazo pueden ser peores. De seguir respondiendo a intereses
políticos, el Banco Central puede perder su credibilidad, convertirse en una herramienta
política y/o generar lo que llaman ‘‘patologías’’ económicas.
Cada uno de estos tres podría o
no venir con respecto al anterior. Si tenemos un antecedente claro de que el
Banco Central ha respondido a intereses políticos, entonces nada nos impide que
lo haga en un futuro, lo cual se traduce en pérdida de credibilidad. Por otro lado,
si la situación continúa, podría convertirse en una herramienta para
aumentar la cantidad de dinero en la economía de manera temporal simulando
un aumento en el crecimiento económico que finalmente se traduce en una
inflación alta , o aún peor, que se financie un porcentaje alto de la deuda del estado con emisión monetaria
(lo que sin duda alguna generaría una hiperinflación).
En fin, espero estar equivocado y
que el Banco Central no esté respondiendo al interés de los exportadores, pero
resulta muy difícil no verlo así dadas las situaciones en que se desenvuelve esta
medida que toma el BCCR. No queda más que esperar y ver qué sucederá en un
futuro no muy lejano, pero al menos yo, tengo miedo… mucho miedo.
* La restricción del crédito se
refiere a poner un límite al crecimiento de los préstamos otorgados, a saber un
9%.