Todos los martes en la noche, el ex presidente imparte clases en la
Universidad de Costa Rica
Miguel Ángel Rodriguez lleva más
de cuarenta años dedicados a la función pública y a la academia, catedrático de
la UCR, ex Presidente de la República (1998 -2002) y descendiente directo de
José María Castro Madriz. Reformó el sistema de pensiones costarricense y creó
el Ministerio de la Mujer, hoy se dedica a dar clases en la Universidad de
Costa Rica, mientras espera el resultado de la apelación a su condena por instigar
a corrupción agravada
El 27 de abril del 2011 el profesor Rodríguez Echeverría fue condenado a cinco años de prisión por instigar a la corrupción en el caso ICE-Alcatel. Ese mismo día tomó su computadora y le escribió a sus estudiantes para decirles que por motivos personales no iba a poder dar la clase de la noche. Seis años antes, tras dejar la casa por cárcel en el 2005, el director de la escuela de economía de la Universidad de Costa Rica, Carlos Palma, se comunicó con él para decirle ‘‘Aquí está su cátedra’’. Una llamada que el propio ex presidente afirma ‘‘es una de las cosas más bonitas que me han pasado en esta extraña etapa de mi vida’’.
Sus recurrentes risas son
profundas y agudas, su semblante tranquilo. Está orgulloso de sus logros
académicos y de sus proyectos como ex presidente. Afirma que la Ley de
Protección al Trabajador ha evitado el colapso del sistema de pensiones
costarricense, sin embargo; el desgaste de 50 años de dar clases en la
universidad y de estar expuesto en la esfera pública calan en sus expresiones,
así como también la presión de 8 años de enfrentarse a la justicia
costarricense.
En su extensa biblioteca se
encuentran su tesis doctoral doctoral, algunos de sus artículos de investigación y los
trabajos que realizó con Daniel McFadden (Nóbel de economía del 2000) y Peter Diamond
(Nóbel de economía del 2010), así como sus libros: ‘‘Ajuste estructural y
progreso social’’ ‘‘El mito de la racionalidad del socialismo’’ y ‘‘El Orden
Jurídico de la libertad’’.
A esto se le suman varios libros de los
economistas que más admira, figuran: Hayek, Buchanan, Hicks, entre otros. La
mayoría académicos liberales ampliamente criticados por los movimientos
estudiantiles de la década de los 60 en California, Estados Unidos (lugar donde
a sus escasos 22 años, Rodríguez Echeverría sacó su posgrado, dirigido por el
Nóbel en economía, Gerrard Debreu).
Su aversión a las ideas de
izquierda y su cercanía a Estados Unidos no evitaron que renunciara a su beca
del gobierno norteamericano tras la invasión a República Dominicana en los
60’s. ‘‘Yo no era muy cercano a los movimientos estudiantiles pero ahí si sentí
que estaban tocando mi patio’’ afirma riendo. Tuvo que buscar cómo financiar
sus estudios, pero rápidamente obuvo ayuda de la Universidad de Berkeley y
sus profesores.
Función pública y presidencia
A sus 26 años, Miguel Ángel
estaba dispuesto a dedicar el resto de su vida a la investigación y la
academia. Dirigido por las mentes más
brillantes del mundo en el área económica y obteniendo su doctorado y maestría,
se le abre una posibilidad que cambiaría el curso del camino que había decidido
tomar y redefiniría el resto de su vida.
Su ex profesor y amigo, Alberto di Mare, le ofrece ser viceministro de Planificación
en el gobierno de José Joaquín Trejos (1966-1970). Pese a las dificultades que representaba
adelantar su doctorado -pues cómo él mismo dice, ''tenía deficiencias en
matemáticas'' Miguel Ángel acepta, renunciando a un futuro prometedor cómo
académico. Camino que años después sí toma su segundo hijo, Andrés Rodríguez
Claire, quien hoy es catedrático en Berkeley.
Siempre con su afán por dar
clases e investigar. Rodriguez Echeverría mantiene un pie en la academia tras
el gobierno de Trejos. Se dedica a negocios personales y a enseñar, escribe
para revistas económicas y para la página 15 de La Nación, y se convierte en
catedrático de la UCR y decano de la Universidad Autónoma de Centroamérica
cuando es fundada por Alberto Di Mare. Entre los cursos que suele impartir
están teoría monetaria, teoría macroeconómica, economía para ingenieros y
doctrinas económicas.
Su otro pie lo tuvo cerca del
acontecer nacional. El daltonismo con el que nació no evitó que reconociera sus
colores políticos, ya sea como asesor económico, como presidente de la Asociación
Nacional de Fomento Económico (lugar donde a veces bromean llamándolo Miguel
ANFE, gracias a sus contribuciones) o, finalmente, como aspirante a puestos
públicos con el Partido Unidad Social Cristiana.
‘‘Soy el único que se ha
enfrentado a los dos hijos de los grandes líderes del siglo XX’’ recuerda
refiriéndose a su precandidatura contra Calderón Fournier y su campaña
presidencial contra Figueres Olsen, ambas elecciones perdidas. Es después de
estas derrotas que llega a ser Presidente,
todo sin abandonar su eterno vínculo con la Universidad de Costa Rica, al punto que en su
primer año de gestión, aún dirige la tesis de un estudiante de derecho.
Su amor por la
academia lo vuelve a llamar, y al dejar
la presidencia, es invitado a dar clases en la Universidad George Washington
donde imparte lecciones algunos meses antes de presentar su candidatura para la
Secretaría General de la Organización de Estados Americanos. Es electo y
empieza sus funciones en setiembre del 2004, sin embargo, tan solo un mes
después renuncia para enfrentar acusaciones de corrupción en Costa Rica.
El expresidente Rodriguez pasa la mayor parte del tiempo en su
casa, con la eterna compañía de Tango, su labrador
|
Ocho años después, con un juicio
aún inconcluso, Miguel Ángel se mantiene tranquilo. Ventila su vida personal
desde su Facebook y su blog, mantiene una relación muy cercana con sus dos
hijos vivos (Andrés y Ana Elena) y sus nietos, así como también procura tener
buen trato con sus alumnos a quienes insta a mantenerse al tanto de la realidad
nacional. Su cátedra de Comercio Exterior de la UCR se convirtió en un cable a
tierra que lo mantiene ocupado y al tanto de las últimas publicaciones
académicas. Cuando se le pregunta lo que ha sido la etapa post 2004, describe:
‘‘He estado viviendo una vida mucho menos intensa, fue un frenazo que me
dieron, pero he tratado de constituir mi vida alrededor de la Universidad,
alrededor de escribir y publicando en diversas revistas’’.
Recuerda que sólo una vez pasó un
mal rato por sus acusaciones como profesor, en el 2010, cuando unos estudiantes intentaron evitar que él diera una charla en el mini auditorio de la
Facultad de Ciencias Sociales de la UCR. A pesar de este incidente, afirma que
tener esta doble vida (academia y función pública) ha tenido sus ventajas y no
se arrepiente de haberlo hecho. Como el mismo dice ‘‘la disyuntiva que se me presentó
en 1966 (cuando adelantó su doctorado y se dedica a la función pública) es de
esas bifurcaciones que siempre lo dejan a uno pensando que el césped es más
verde en el potrero del vecino, es decir uno siempre se pregunta si el camino
que uno no tomó pudo ser mejor, pero
tener ese ligamen con la academia me ha permitido ir a saborear los pastos de
ese potrero más verde, aunque no sea en el que viva todo el tiempo. Me ha
permitido mantenerme al día y como experiencia de vida ha sido una maravilla.
’’
David Ching
2012
David Ching
2012