Una niña de 11 años tendrá quepasar por un embarazo de alto riesgo tras la violación que sufrió por suhermano de 14 años. Será obligada a ser madre a una edad en la que las
responsabilidades de la mayoría de nosotros se limitaban a concluir la tarea de
la escuela. Su infancia ya fue destruida y sus traumas físicos y psicológicos
están lejos de terminar, eso sin tomar en cuenta el altísimo riesgo de este
embarazo, y aún así, la primera reacción de muchos en nuestro país no fue de
legítima preocupación por una situación deplorable o por el bienestar de la
menor, la primera reacción fue categorizar que el aborto, bajo ninguna
circunstancia, se debe practicar.
El tema del aborto, así como muchos otros relacionados a derechos
reproductivos, no está parcializado en el debate público, está ausente. Se
ha reducido a una dicotomía donde las visiones de las autoridades religiosas
pesan más que la propia criticidad personal, dejando el verdadero debate de
lado. Decir publicamente que estoy en contra o a favor del tema evoca
inmediatamente a los extremos, cuando el debate propiamente tiene muchísimos
matices. Prueba de esto es que, pese a que el aborto terapeútico está aceptado
dentro de la legislación, es virtualmente inaccesible y mucha gente no reconoce (o no desea reconocer) la diferencia entre
quienes apoyan el aborto en diferentes casos, o en diferentes momentos del
embarazo.
No estoy diciendo en este escrito
que uno deba o no apoyar el aborto (aunque el lector pueda intuir mi posición,
eso lo dejaré para otros espacios) pero si que reconozcamos las diferentes
vertientes dentro del tema, no le rehuyamos al debate, por más avallasador que
este parezca.
El aborto es un tema complejo porque nos obliga a plantearnos preguntas
difíciles. ¿Qué es un humano? ¿Qué diferencias intrínsecas tiene un humano con
un óvulo fecundado? ¿que similitudes intrínsecas tiene? ¿Cuando podemos
otorgarle derechos a algo?¿En qué momento algo se considera humano y en qué
momento no? ¿Cuando el derecho de una mujer a decidir sobre su cuerpo prima
sobre el derecho a un ser viviente desarrollándose adentro de ella?
Estas preguntas requieren
reflexión, análisis e investigación. Tratan temas de filosofía, ciencia, leyes,
ética, religión y muchísimas áreas más, y dependiendo de nuestras perspectivas
en estos temas podemos manifestarnos situarnos en un amplia gama de posiciones
(estar en contra de todo aborto, a favor del aborto en casos de violación, en
casos de que peligre la salud de la madre, antes de cierta etapa de la
gestación, etc.). No es posible que un debate de este calibre se haya reducido
a ‘‘asesinos de bebes’’ y ‘‘opresores de mujeres’’.
Si bien es un tema delicado, controversial y complejo, es necesario
discutirlo en su completitud. Primero porque la decisión sobre la legalidad
del aborto afecta la vida de miles de mujeres y de miles de seres vivientes que
podríamos o no considerar seres humanos, pero también porque las consecuencias
de esta decisión afectan a la sociedad como un todo. Temas como el
empoderamiento de los individuos, el crimen, el acceso a educación y muchísimos
más que debemos tratar para mejorar como sociedad, tienen una relación directa
con la condición de acceso al aborto (y a métodos de control reproductivo en
general) que el país tenga.
Dejemos de callar toda voz
disidente y discutamos este tema comprendiendo que las diferentes posiciones
defienden criterios más allá del ‘‘bueno o malo’’, del ‘‘asesinato o vida’’, de
la ‘‘opresión o libertades’’. Tal vez, a través de la discusión y la razón, y
no la imposición, logremos alcanzar un mejor consenso que el que tenemos hoy.